•Momentos antes•Narra Carolina•
Esa escena me rompía el alma. Daryl desangrándose en el suelo. Era mucho peor que una puñalada. Sentía como me moría mientras miraba esos ojos azules.
-No...-Susurré. Escuché a su compañero gritar. Lo miré y me di cuenta de que era el hombre al que había ayudado esta mañana. Reaccioné a los gritos y lo ayude a levantar a Daryl, pero no puede. Pesaba demasiado para mí. Marta vino a ayudarme cuanto antes. Llevamos a Daryl hacia la cabaña.-¡Sofía! ¡Sofía!-Grité para que la niña saliera fuera. Abrió la puerta y cuando nos vio desde la puerta se tapó la boca con ambas manos.-¡Quita todo de encima de la mesa y trae todo lo del hospital!-Le ordené. La niña asintió rápido y entró cuanto antes a la cabaña para preparar todo lo que le había dicho. Entramos en la cabaña y dejamos a Daryl sobre la mesa. Seguía consciente, no quería ni pensar cómo de mal tendría que estar pasándolo.
-Mírarme, mantente despierto.-Le ordené. Sofía trajo todo lo que le había dicho: un gotero, los utensilios necesarios pra una operación, gasas y alcohol.-Marta, voy a necesitar que le agarres la mano a Daryl.
-Pero Carol, ¿No deberías ser tú...?
-Yo tengo que hacer la operación así que hazme caso.-Estaba tensa y se notaba en mis palabras.
-Carol...-Escuché una voz ronca a mi derecha. Sabía que era él, pero lo ignoré. Debía concentrarme. Corté la camisa de Daryl para ver bien la herida. La bala no había salido, obviamente, iba a tener que sacársela. Hice una incisión de unos diez centímetros y cogí las pinzas. Lo miré a los ojos. Tenía que hacerlo bien, para que no sufriera y para salvarlo. Agarré las pinzas y comencé a sacar la bala poco a poco. Se había roto en dos trozos y el que seguía dentro casi roza una costilla. Al sacar el primer fragmento de bala me tranquilicé un poco.
Traté de sacar la parte de la bala que quedaba pero en vez de eso toqué algo que no debía, haciendo que Daryl se retorciese de dolor. Tenía miedo.-Trae.-Dijo Marta.-Yo puedo, tú agarrale la mano.-Le sonreí agradecida y después tomé el sitio de Marta, y ella el mio.
-Eh mírame, no te duermas por favor. No hagas esto.-No iba a llorar, me lo prometí después de la muerte de Mike y pienso cumplir la promesa.-Mírame, piensa en otra cosa. No te duermas.-Le supliqué justo antes de que Marta sacara la bala. Después cosió la herida de Daryl y la desinfectó, cosa que le dolió más. En un momento casi me aplasta la mano, pero no me improtaba. Ahora no podíamos hacer nada, sólo esperar a que se recuperara. Si lo hacía. Daryl se había dormido después de la operación y esperé que eso fuese una buena señal. Decidí que lo mejor era que descansáramos, comenzaba a hacerse de noche. Matt no paraba de mirarme con mala cara mientras colocaba unas mantas en el suelo. Terminé de preparar las improvisadas camas para Marta y el hombre, justo entonces Matt me llamó. Nos alejamos hasta el pasillo para que no nos escucharan.
-¿Quién es el herido?-Parecía enfadado, no comprendía por qué.
-Una amigo.-La verdad, no sabía como definir a Daryl. Él me miró suspicaz.
-Por como te has preocupado por él no parecía un amigo.
-Lo es.-Dije tajante. Él hizo una media sonrisa.
-Sabes que a mí no me importa, sólo espero que sepas lo que haces.
-Yo también.-Susurré para evitar que me escuchara. Necesitaba un abrazo en esos momentos, y como en los últimos meses, Matt me abrazó. Estaba a punto de llorar, no podía perder a otra persona más. Después del abrazo fui a ver a Daryl. Seguía dormido, me senté en la silla que había enfrente a la mesa.
-No puedes morir. Si hay algo Por lo que creas que merece la pena luchar, hazlo. No mueras tú también.-Cogí su mano y la acaricié.-Pero si creer que es lo mejor para todos, lo mejor para ti... Yo no seré quien te lo impida.-Ya estaba incumpliendo mi promesa, estaba llorando. Siempre pensé que dejar a alguien no dolería, que no me afectaría. Pero naturalmente, sí lo hacía.-Te quiero.-Susurré justo antes de dormirme en la silla.
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Desperté con unos gruñidos procedentes de fuera de la cabaña. Me levanté de la silla y miré por la ventana. Sólo era un caminante, y ni siquiera estaba atacando la casa. Al parecer mi idea de poner cadáveres de caminantes al rededor de la casa había funcionado. No podía dejar a ese bicho cerca, si alguno de los niños salía el caminante lo vería e iría a por él. No tenía mi cuchillo ya que ll perdí en ese foso, no iba a gastar munición. Sólo tenía una opción. Vi la ballesta de Daryl en el suelo. Sabía utilizarla por lo que no tendría problemas al utilizarla. Agarré la ballesta y salí de la cabaña. En cuanto el caminante percibió mi presencia, se lanzó a por mí. Apunté y disparé. Le di justo en la cabeza. Me acerqué a recuperar la flecha cuando una voz hizo cambiar mi atención a la puerta de la cabaña.