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Narra Daryl•

Seguía esperando a que alguien saliese de la casa donde Carolina se encontraba descansando después de que su padre la curara el mordisco del hombro. No terminaba de creer que después de todo este tiempo, después de todo lo que pasamos ella no nos dijese nada. Yo podría haberla protegido mejor y no habría pasado lo de la fábrica, y pensar que la podríamos haberla perdido justo ahí. Puede que no esté solo ella, quizás había más gente. Pero no lo podremos averiguar sin un laboratorio como en el que examinaban a Carolina. Ya nunca lo sabremos.

-Daryl...-Oigo la voz de Eva detrás de mi, giro levemente mi cabeza en la dirección del sonido de su voz y veo que está justo delante de la puerta mirándome fijamente.

-Hola.-Susurro, ella se acerca a mi y se sienta a mi lado.-¿Cómo está?-Digo todavía con un aire desinteresado en mi voz.

-Bien, aguantará.

-Lo dices como si no lo creyeras.-Dejó de mirar a la puerta para mirarme a mi.

-Y es así, ya no puedo creerla.-La miré curioso.

-¿Por qué?

-Tú lo sabes mejor que nadie. Nos ha estado ocultando esto durante meses, los demás han podido perdonar que no nos lo contara, pero yo no.-Volvió a mirar a la puerta esperanzada.

-Es tu amiga, deberías perdonarla.-Hubo un silencio durante unos segundos hasta que ella lo rompió.

-¿Y tú qué eres, Daryl?-Me preguntó algo asustada, sabía bien a que se refería y no pensaba responderla. Me puse en pie y la miré de reojo.

-Voy a quitar los cadáveres de la puerta, ¿Vienes?-Dije tendiendo le mi mano, ella la miró y tras resoplar un par de segundos la cogió a regañadientes. Caminamos hasta la puerta sin que nadie nos preguntara nada por el camino a pesar de que nos habíamos topado con bastantes personas.

Narración externa•En la casa•

Volvieron a escucharse unos pasos desde la escalera, todos sabían quien estaba bajando. Era Carolina. Estaba pálida y le temblaban las rodillas desde que puso un pie sobre el suelo

-¿Qué haces aquí?, deberías estar descansando.-Dijo Carmen acercándose a ella para volver a subirla a la habitación, pero ella se opuso.

-No quiero descansar, os he escuchado hablar.-Miró directamente a Diana.

-¿Y qué has decidido?-La mujer estaba intrigada por la respuesta que la chica pudiese darle.

-Permitiré que me utilices de sujeto de experimentos.-Dijo con cierto desdén en su voz.-No necesito que me amenace con sacarme de aquí. Ni a mi, ni a mis amigos.-Continuó.-Pero quiero algo.

-¿El qué?-Diana estaba dispuesta a tratar con la chica a a cambio de que le resultase más fácil conseguir la cura.

-Podré salir de la comunidad cuando quiera.

-Me parece justo, tu padre te examinará todos los días antes de que salgas. Por precaución.-Añadió

-Bien, ahora márchese de mi casa, por favor.-Dijo señalando la puerta, todos la miraron sorprendidos por la bravura con la que lo había dicho. Dina salió sin rechistar de la casa dejándolos a todos atónitos.

-Carol...-Dijo Carmen para llamar la atención de su amiga.-Deberías descansar.

-No puedo. Tengo que hablar con Daryl y con...-No pudo seguir hablando, comenzó a sentir que la cabeza le explotaba, estaba empezando a sufrir los síntomas del virus y eso no era bueno si sus amigos andaban cerca.-Papá...-Suspiró justo antes de que se le nublada la vista. Su padre se acercó rápido a ella y la cogió en brazos.

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