•Narra Carolina•
Todos nos emocionamos mucho con la gran noticia de Rosita. Todos los felicitamos y cuando la cena acabó decidí volver a mi casa. Ahora que Daryl estaba ebrio me costaría menos hablar con él. Me despedí de todos y caminé sin prisa hasta mi casa. «Lo que me faltaba.» Pensé. En el porche de mi casa estaba Daryl "hablando" con Alice. Estaban demasiado juntos como para estar manteniendo una conversación normal. Decidí no seguir viendo esa escena porque si con verlos hablando ya me cabreaba no quería saber si las cosas empeoraban. Dí media vuelta y me encaminé a casa de mis amigos. Allí tampoco tenía sitio donde dormir. Ya no sabía dónde ir. Me senté en la acera para tratar de pensar con más claridad. Después de varios minutos mirando al suelo sin saber que hacer, alguien se sentó a mi lado. Miré discretamente y ví que era Rick, el padre de Carl.
-¿Qué haces aquí?-Me preguntó con una sonrisa.-Creía que tu casa estaba hacia allí.-Dijo mirando en la dirección hacia mi hogar.
-Prefiero no volver.
-¿Por qué?
-Digamos que no soy bien recibida en estos momentos.-Sonreí amargamente y volví a mirar al suelo.
-Sé que no te conozco mucho, pero a mi hijo le caes bien. Puedes venir a dormir a casa si quieres, pero tendrás que conformarte con el sofá.-Dijo sonriendo. Le devolví la sonrisa.
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Acabas de hacerlo.-Yo sonreí más.
-¿Puedo hacerte dos preguntas más?
-A delante.
-La madre de Carl, ¿Qué pasó con ella?-Él pareció tensarse con el tema.
-Mi mujer se quedó embarazada en medio de todo esto, después de varios meses a la intemperie encontramos un lugar seguro. Ella dió a luz a una niña y no sobrevivió. Ahora tengo que cuidar de mis dos hijos sólo.
-No creo que estés sólo. Los de tu grupo pueden ayudarte.-Le sonreí y él se puso en pie.
-Si no quieres que te quiten el sofá será mejor que vallamos para allá.-Me puse en pie y fui hasta la casa de Rick. Cuando llegamos él me cedió un par de mantas que me vendrían bien y se despidió. Me tumbé en el sofá, no dormí mucho aquella noche ya que cada vez que cerraba los ojos tenía pesadillas.
•Horas después•Narra Eva•
Desperté con una resaca del copón. No sé ni cómo llegué andando hasta el baño sin caerme. Después de ducharme y tomarme un par de aspirinas, para tratar de sobrellevar la resaca, fui a la cocina y me puse a pensar en lo que pasó anoche. Recuerdo que Abraham y Rosita nos dijeron que se iban a casar. Por lo que tendría que llevar vestido. Traté de recordar todo lo que sucedió en la cena.
-Mierda...-Susurré llevándose una mano a la cabeza. Anoche se nos olvidó hacer el puto brindis. El sonido de la madera al crujirse detrás mía hizo que me pusiese alerta. «Que ya no hay caminantes aquí dentro, ¡Joder!» Pensé. Al girarme ví a Carmen ya despierta, todavía llevaba el pijama puesto así que acabaría de levantarse.
-Buenos días.-Dijo mientras bostezaba.
-Buenos días.
-¿Te acuerdas de todo lo que pasó anoche?, porque yo hay partes que las tengo algo borrosas.
-Recuerdo que nosotros bebimos todo lo que pudimos, Abraham y Rosita nos dijeron que se casaban y después ya no sé qué pasó.
-Pues estoy igual que tú.-Sonrió e intento desperezarse.
-Deberías vestirte, son las nueve y media y Diana te debe de estar esperando a ti y a Raúl para que hagáis vuestra ronda.-Me senté en una de las sillas que había en la cocina.
-Raúl ya se ha ido, hay que ver como madruga el muy cabrón cuando quiere. Yo ahora me ducho y voy ha hacer como que estaba todo el tiempo ahí.
-Como algún día te pillen no sé que va a ser de ti.-Dije con una media sonrisa. Ella me devolvió otra y subió las escaleras para ducharse. Escuché la puerta principal abrirse, dirigí mi mirada hacia allí. Era Marta.
-Eva, te estaba buscando. Diana me ha dicho que tengo que ir contigo a buscar no se qué.-Dijo un tanto alegre.
-¿Te ha puesto a buscar suministros?
-Sí algo así me ha dicho.
-¿Te ha dicho una hora?
-Sí, a las diez. Me ha dicho que tú me llevarías hasta las furgonetas.
-Vale pues preparate porque nos vamos de aquí a menos cuatro, no quiero que llegues tarde tu primer día.-Le sonreí y ella subió a la parte de arriba para coger alguna cosa. Todo parecía marchar bien. Por una vez en mucho tiempo parece que hayamos retomado nuestra vida nornal. Sí, muchos de nuestros seres queridos habrán muerto y puede que otros esten vivos y luchando por sobrevivir. Pero nosotros estábamos a salvo. Juntos. Escuché que se cerraba el grifo de la ducha y como alguien bajaba las escaleras. Miré y era Marta. Carmen debía de estar cambiándose.
-Ya estoy lista, vamonos.-Parecía entusiasmada. Sonreí, me puse en pie y salimos de la casa. La guíe hasta los camiones. No había nadie cuando llegamos, ni siquiera Glenn que era bastante madrugador. Y la verdad no me extraña. Anoche el coreano bebió de más hasta el punto de que su cara se vió roja.
-Tendremos que esperar. Recuerdame que nunca hagamos una fiesta con vino si no queremos que esto pase.-Dije de broma. Ella se rió un poco. Después de estar un largo rato esperando, llegó el coreano algo adormilado.-Pero bueno Glenn, hay una cosa llamadas aspirinas.
-¡Shh! Habla más bajo, la cabeza me va a estallar.
-En ese estado no deberías ir a buscar nada, ni tú ni el resto.
-Tienes razón, hablaré con Diana para decirle que hoy no vamos.
-Espera, podemos ir Marta y yo. Danos una lista de qué necesitáis y listo.
-Entre dos personas no creo que podais traer todo lo que necesitamos. Entre cuatro puede.
-Vale, traeremos a Leire y a Carol para que nos echen una mano. A ver donde se a metido la última.
-Espera, ¿Carolina?
-Sí, ¿Por? ¿Le ha pasado algo?-Me estaba poniendo nerviosa.
-Sólo que ayer fue a casa de Rick a dormir.
-¿No fue a su casa?
-No, según Rick dijo que no era bien recibida allí.-Que raro joder. Le dije a Glenn que cancelase lo de buscar suministros hoy y me marché con Marta a mi lado.
-Eva, ¿Qué pasa?
-Carol no ha dormido en su casa por algo, hay que encontrarla para preguntarle qué coño ha pasado.
-¿Tan urgente es?-Iba a responder, pero unos gritos hicieron que me pusiera alerta. Marta sacó sus dos cuchillo y yo comprendí que era a por eso a por lo que había subido antes. Salimos corriendo en la dirección de los gritos. Cruzamos dos calles y lo encontramos. Daryl le estaba gritado a Carol un montón de sandeces. Ella le cruzó la cara de un bofetón. Todos los de mi grupo salieron de casa para venir hasta donde estábamos.
-¿Qué está pasando?-Me preguntó Carmen. La mandé callar. Nadie se esperaba lo que Carol dijo a continuación.
-Yo no te he engañado con nadie, él único que me ha engañado has sido tú. ¿Quieres saber qué iba a decirte?, bien pues...¡Estoy embarazada!-Todos nos quedamos mirándola, después de gritar lo último salió despedida a su casa. Joder seguro que estaba llorando. Daryl se había quedado en una especie de trance. Me acerqué a él y lo golpee en la cara, no fue muy fuerte comparado con el estrangulamiento que me dio hace unos días. Pero de todas formas hice que se cayera al suelo.
-Esa por gilipollas.-Le metí una patada en el estómago.-Y esto por estarngularme.-Lo dejé tirado en el suelo y me marché a la casa de mi amiga para saber qué coño había pasado.