•En Alexandría•Narra Eva•
-No puedo creer que haya pasado todo esto.-La señora Peletier no hacía más que quejarse. Estamos todos reunidos en una misma casa, por si nos vuelven a atacar.
-Oiga, cierre la boca. Al menos mis amigos están haciendo algo por ayudar a su grupo. Usted ni siquiera se presentó voluntaria.
-A mí no me hablas así.-Se pone en pie, y veo como desenfunda un revólver de su bolsillo trasero. Alzo las manos, por instinto. Ahora tengo miedo, no por lo que me pase a mí, si no por lo que le pueda pasar al bebé...-No quiero tener que hacerlo, al igual que no quise tener que matar a tus amigos.
-¿Qué?-Silencio en la habitación, todos miran sobrecogidos. Aaron y Diana no reaccionan.-¡¿Qué has dicho?!-Noto como la sangre circula por mis venas a un ritmo inhumano.
-Ya lo has oído, los maté yo...-Le tiembla el pulso, tiene el dedo cerca del gatillo, un movimiento y moriré.-Tenía que proteger a mí hija, ¡Tengo que protegerla!-Mueve la mano violentamente y mi miedo crece por momentos. Hay algunas lágrimas que se escapan de sus ojos. Busco con la mirada a la niña, no la encuentro. Fijo mi vista en una figura móvil que hay detrás de la señora Peletier. Aaron. Está intentando acercarse a ella para desarmarla, es arriesgado, pero hay que calmarla. Se acerca por detrás y la inmoviliza, sigue teniendo el arma entre las manos. Me muevo, para intentar quitarle el arma, pero de repente oigo como se dispara. Ha apretado el gatillo...
•Lejos de allí•Narra Carmen •
Ya hemos llegado... Hemos tardado más de lo que esperábamos en coche, por no decir que llevamos dos horas andando por el bosque en busca de algún rastro que nos lleve hasta ellos.
-Aquí nos separaremos, tened los walkie-talkies encendidos y estar alerta. No quiero que muera nadie más.-Dice Carol, con una voz más fría de lo normal.-Volveré a decir los grupos, por si no ha quedado claro. En el rojo: Carmen, Michonne y Maia. En el verde: Morgan y Rita. Por último el azul: somos Glenn, Marta y yo.-Todos nos mantenemos callados.
-¿Cómo lo hacemos?-Pregunta Rita. Carol dibuja un rectángulo en el suelo. Al lado un triángulo, un cuadrado y un círculo.
-El triángulo es el amarillo, el cuadrado el rojo y el círculo el azul. El amarillo tapará las salidas y matará a los guardias de lejos. El rojo, principalmente Carmen, pondréis distracciones para el resto de vigilantes de las puertas. Y nosotros, entraremos a matar a todos los que haya dentro, una vez hayáis acabado con todos me ayudáis a sacar a los rehenes. ¿Todo claro?-Asentimos y nos preparamos. Los equipos se dispersan, pero antes de que Carol se vaya, la agarro del brazo.
-¿Lo pongo?-Ella asiente.
-Pero a mí señal.-Me despido de ella con un simple movimiento de cabeza y cada uno de va por su lado.
Estoy emocionada. Por fin voy a ayudar de verdad.
•Cerca de allí•Narra Niall•
He oído los disparos en las habitaciones contiguas a la mía, los están masacrando. Primero les disparan y luego los trocean. Me parecen repulsivos.
Pestañeo varias veces seguidas, apenas hay luz en la habitación. Creo que me han bajado a un sótano, todo aquí es más siniestro. Oigo cómo la puerta corredera se abre, dejando caer a otro cuerpo a mí lado.
-¡Ya tienes un amigo para que te haga compañía!-Y cierran la puerta de nuevo. Intento ver quién es, puede ser un caminante o una persona.
-¿Ho-hola?-Digo con un fuerte dolor de garganta.-¿Quién eres?-Fuerzo un poco más mi voz.
-Soy... L...-El silencio vuelve a inundar la sala.
-Tío... Suenas jodidísimo.-Se me escapan algunas risas.
-Bueno, no es que tú suenes mucho mejor.-,Le contagio un poco la risa, nunca lo había oído reír así.-¿Sabes... algo del resto?-Noto cómo se fuerza en hablar, debe estar hecho polvo.
-No, creo que fueron a ejecutar a Matt hace unas horas. Pero no estoy seguro.
-Es una pena, era un buen chico.
-Sí, lo era.-Me retuerzo un poco más en mis ataduras, si tuviese algo con lo que cortar las cuerdas.
-Eh...-L llama mí atención y yo giro la cabeza, intentando ver algo en la oscuridad absoluta del sótano.-¿Buscas esto?-De la nada, aparece una pequeña llama, la cual no tarda en apagarse.
-¿De dónde lo has...?
-El tío que me ha traído no es muy espabilado.-Tenemos una oportunidad para salir de aquí, esto no pasa todos los días.-Date la vuelta, quemaré tus cuerdas.-Hago lo que me dice y espero a que corte las cuerdas de mis manos. Me pasa el mechero y quemo las suyas.
-Bien, y ahora ¿qué hacemos?-L enciende por última vez el mechero y vemos un poco donde estamos.-Menuda mierda...-Estamos en una alcantarilla, o al menos en una parte de ella. Está dividida en un rectángulo y en el resto de tuberías hay caminantes. Estamos jodidos.