Narra Galia:
Desde que Ivy era oficialmente mi novia parecía que nada podría torcerse, ella era exactamente la chica que siempre había soñado con tener en mi vida, y nuestros días juntas se hacían demasiado cortos.
Estábamos felices juntas, y desde luego era el tipo de relación con el que todas soñaríamos. Desde la noche que pasamos juntas cuando oficialmente le pedí que fuera mi novia, nos habíamos vuelto mucho más atrevidas, y amaba que se soltara conmigo de esa forma. Ella era del tipo de persona que siempre te sorprendía y era capaz de llevarte más allá, estábamos felices y pese a que nuestras familias no eran el claro ejemplo de apoyo, todo eso parecía darnos igual.
La hora de matemáticas se me estaba haciendo demasiada larga, hacía rato que mi concentración se había ido por la borda, y me vi dibujando a la rubia, quien prestaba atención a la pizarra mordiendo con suavidad el bolígrafo que tenía entre sus labios.
Quien fuera bolígrafo, pensé.
El timbre sonó indicando que se había acabado la clase, y nos dirigimos a educación física, asignatura que ahora nos impartía una nueva profesora. Lo bueno de esa clase es que si que se me pasaba rápido, y como después había hora de recreo no tendría que preocuparme por tener la cabeza concentrada en la monótona voz de una clase.
Cuando acabó educación física, Ivy y yo nos dirigimos a nuestro vestidor, y sonreí al recordar que fue gracias a él por el que comenzamos a hablar. Normalmente, siempre trataba de cambiarme rápido y de buscar algún punto interesante en la pared que mirar, pero ahora, me tomaba mi tiempo en alistarme y no tenía gran disimulo al mirarla. Mucho menos después de tener grabada sus expresiones de placer en mi cabeza.
- ¿Ya no finges mirar al techo?- preguntó la rubia alzando una ceja divertida, mientras una gota de agua caía por su barbilla después de haber bebido.
- ¿Quién te ha dicho que fingía?- respondí mirando sus bonitos ojos.
- Auch.- se hizo la dolida.- Pues yo si que te miraba, siempre me gustó lo firme que se veía tu espalda.
- Eres mala, ¿lo sabías?- Dije alzando una ceja.- luego nos dicen a nosotras, pero desde luego sois mucho peores las heterocuriosas.
- Nunca te dije tampoco que fuera hetero.- Contestó acercándose a mi con solo la falda del uniforme puesta.
Quien sea que esté ahí arriba, perdóname.
- ¿El vestidor donde nos conocimos está en tu lista?- pregunté al notar como mis manos buscaban directamente su lugar en su trasero.
- Oh, está en la cabeza de la lista.- Contestó para luego comenzar a besarnos.
Lo bueno del recreo es que ya escuchamos que el resto se había ido, nadie más podría encontrarle tanto interés a un vestuario cuando hacía un sol reluciente.
- Creo que aun no me había encontrado bien con esta parte de tu cuerpo.- susurré pellizcando con suavidad su trasero. Lo cierto es que desde aquella noche en la librería, no habíamos vuelto a pasar de las caricias, pero nos sentíamos como dos adolescentes hormonales, ella estaba descubriendo más sobre sus propios límites, y el placer que durante tanto tiempo se había renegado, y yo estaba disfrutando de tenernos así la una a la otra.
- Lia, cariño, igual deberíamos parar. - Habló la rubia al sentir uno de mis dedos buscando su lugar bajo sus bragas.
- Si no hacemos ruido, no pasará nada.- Susurré besando sus labios, y así, en medio del que había sido el cubículo del vestidor que nos unió, ella se liberó en mi mano derecha mientras con mi boca me encargué de tragar todos sus gemidos.
![](https://img.wattpad.com/cover/331936018-288-k707421.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Sosteniendo tu mirada
TeenfikceGalia Saralegui se vio obligada a asistir a una escuela en la que claramente no encajaba. Se había resignado a que la ignoraran, por eso le sorprendió que aquella bonita niña le hablara. Pronto, se dieron cuenta de que a pesar de que aparentemente...