Capitulo 4

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—Lo siento, no debí llamarte así; pero no me tomes a la fuerza y solo dame un poco más de tiempo

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—Lo siento, no debí llamarte así; pero no me tomes a la fuerza y solo dame un poco más de tiempo. Te lo ruego, por favor.

En este momento lo único que me salvaría era pedirle una disculpa y rogarle a Dios para que este hombre no cumpliera su palabra. Él no había alejado su mano de mi mejilla provocando con eso que mi cuerpo continuará temblando sin control y que comenzase a sentir que la respiración me faltase.

Continuaba suplicándole con la mirada y ni siquiera en este corto tiempo he podido pestañear. Deje de respirar por completo cuando de la nada, Karim acerco sus labios a los míos dejándome un corto beso y en ese momento reacciono tratando de subir mis manos. Sin embargo, él fue mas astuto y me la sostuvo en cada lado de mi cuerpo.

Mierda, estaba impidiendo que me alejara de él y su cuerpo lo pego aún mas del mío. Quiero matarlo y es que estoy sintiendo su miembro rozarme.

—Quieta ahí, lindura. —Habló y entonces me doy por vencida.

Karim acercó bastante su rostro a mi oído y sentí como su respiración chocaba con esa área de mi cuerpo. El miedo seguía apoderándose de todo mi cuerpo y ya ni siquiera estoy sintiendo los latidos de mi corazón.

Mierda, su tacto y su voz cerca de mi cuerpo, me ha puesto la piel de gallina.

—Por favor, te lo ruego. —Vuelvo a implorar, pero esta vez sin alzar mi tono de voz y en un tono muy suave.

—Tigresa, no te voy a obligar a coger conmigo, porque tu voluntariamente lo harás y hasta me lo pedirás. —zanjó apartando su tacto de mi piel y separándose de mí por completo.

—Eso no sucederá, porque es que ni siquiera siento una atracción por ti o es acaso no lo vez. —le conteste, pero lo que logré escuchar en su respuesta fue una extraordinaria carcajada.

—Tigresa, eso no fue lo que reflejó tu cuerpo ahora mismo; pero vayamos a la terraza.

Antes de que se le ocurriese acorralarme otra vez, no me demore en hacerme a un lado para seguirlo hasta el interior de la casa y obvio, a un distancia prudente de su cuerpo. Porque no me quedaba de otra y debía confiar en su palabra.

Que irónico no, Amarilis por primera vez en su vida esta confiando en la palabra de un bandido y respiro profundo. Solo sé que no puedo seguir sacando de quicio a este hombre o me llevara directo a su cama, sin yo estar de acuerdo. 

No, yo no quiero pasar por ese horrible escenario y es que  nada mas de pensarlo, ya me da miedo. Aunque tengo que pensar otra manera de salir de aquí y justamente cómo llegué.

Suelto un sonrisa irónica tan pronto abrió las puertas de la terraza y me invitó a pasar. No puede ser posible lo que estaba viendo, había una mesa con un mantel crema, un ramo de flores de amaryllis en el centro de la mesa dentro de un florero y junto a dos copas de cristal, una botella de algún licor. No puedo decirles con seguridad que licor era, porque ya le dije que no tomo y no sabría nunca identificarlo.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora