Cierro la puerta tras de mí de un solo golpe y lo primero que observo es a Dalia jugando con sus juguetes en el suelo de la sala. Tan pronto me vio se ha levantado rápidamente del suelo y a corrido a mis brazos. Por esa razón, tuve que agacharme un poco para tomarla entre mis brazos como si fuese una bebé y dejarle un fuerte abrazo. La abuela me observa desde la cocina, pero al ver que era yo camino apresurada hasta mí y nos abrazo a las dos.
—Me tenías con el Jesús en la boca y no vuelvas a desaparecer toda una noche sin avisarme antes. —Habló la abuela separándose de nosotras y sonriéndome.
—Lo siento abuela del susto no me acordé de avisarle a nadie, pero mírame, estoy muy bien.
En parte era cierto, por fuera me veía muy bien y solo tenía un pequeño moretón en mi estómago. Que no tenía que preocuparme por él, porque con el tiempo se me iría y solo esperaba que mi piel se quedará intacta. Sin embargo, emocionalmente me siento drenada y muy estresada.
En cambio hoy al verlas, puedo decir que siento una enorme felicidad y algo de paz.
—¿Pero cómo pasó eso? —me preguntó la abuela.
—Más tarde te cuento y es que ahora solo deseo besar y abrazar a esta princesa.
—Yo iré a verificar la cena.
—Abuela, ¿crees que la comida de para una persona más? —Suelto de golpe y pregunto como no queriendo la cosa.
Aunque no quisiera dejar entrar a la bestia a mi casa tengo que hacerlo, porque es la única manera que tengo para justificar mi ida con él nuevamente y también las que vendrán. No tengo ni la menor idea de que le diré a la abuela para no pasar esta noche, ni la siguiente en esta casa y solo se me ocurre una sola cosa que esperaba que funcionara.
—Sí, pero... ¿a quién invitastes? —preguntó la abuela de forma curiosa.
—Al hombre que me ayudó en el supermercado. —Suelto de golpe y ella solo me sonríe.
—Que buen gesto de tu parte y donde estás. Porque quiero agradecerle yo misma personalmente su acción y darle las gracias por haberte salvado.
—Fue a la tienda, pero volverá más tarde. —le miento y es que quería estar unos minutos más sin su presencia.
La abuela continuó cocinando la cena y yo prosigo a comenzar a dejarle millones de besos sobre la mejilla de Dalia. Mientras se escuchaba su risa un poco escandalosa y eso provocó que las tensiones de mi cuerpo fueran disminuyendo poco a poco. No del todo, porque aún me sentía muy intranquila y no es para menos cuando al frente de mi casa tengo a la bestia de Karim.
¿Por qué he decidido cederle su orden a la bestia de pasar dos noches más en casa?
Porque era la única forma de poder mantener a mi familia a salvo y de poder regresar con ellas lo más pronto posible. Ahora estoy haciéndome a la idea de que solo serán dos días más y que luego encontraré la manera de deshacerme de él. Pero por ahora no debo irme por encima de sus órdenes y más cuando me reitero en más de una ocasión en el día de hoy, la estupidez de que soy suya y de que no me podré escapar fácilmente de sus garras.
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¿O eso es mucho pedir?
Random¿Qué haría si a tus 21 años, pierdes a tus padres en una accidente automovilístico, te toca buscar un empleo de medio tiempo y para completar tienes que hacerte responsable de la custodia de tu hermana menor de 6 años? Todo esto me pasó a mí y en ta...