Capítulo 17

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Todos nos habíamos sentado a comer en la mesa del comedor que era de cuatro sillas y eso quiere decir que Karim estaba justo sentado al frente de la abuela

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Todos nos habíamos sentado a comer en la mesa del comedor que era de cuatro sillas y eso quiere decir que Karim estaba justo sentado al frente de la abuela. Claro que lo había hecho a propósito, porque quería que la abuela lo hiciera sentirse muy incómodo y para mi sorpresa no fue así, ya que la conversación fluye entre ellos muy bien. Dalia también participó en la conversación contándonos cómo le fue en la escuela el día de hoy y todo lo que hizo después.

Ahora mismo se me ocurrió que debo agradecerle por toda su ayuda a mi mejor amiga con algún desayuno o almuerzo. Cabe destacar que la bestia me sorprendió porque le seguía la conversación muy animado a Dalia y ambos sonreían como si se conocieran de muchos años. Ahora sólo oraré porque Dalia no se encariñe mucho con él o sufrirá cuando él no esté en nuestras vidas.

En todo este tiempo había permanecido callada y solo respondía de vez en cuando alguna pregunta que fuese dirigida a mi persona. De vez en cuando también me sonreía de las ocurrencias de Dalia y a veces me quedaba embobada al ver la interacción de ambas con la bestia de Karim.

—¿Dónde vives? —le preguntó la abuela y sonrió con maldad.

—Mi casa está localizada en "Smith Valley" en Reno, Nevada.

Maldición. 

Acabo de descubrir que la bestia si sabe expresarse y también sabe usar el tono adecuado para hacerlo. Claro está, hasta me he llevado una enorme sorpresa al no escucharlo decir en todo este tiempo ninguna mala palabra y también a observarlo sumamente relajado. Prácticamente cualquier persona pensaría que era un buen hombre, pero claro que yo no lo pienso y es por todo lo que sé de él. Sin embargo, ahora mismo me estoy preguntando solo una cosa más:

¿Por qué si sabe expresarse en un tono adecuado, entonces, por qué no hace lo mismo conmigo?

"Qué diablos está pensando Amarilis." —me regaño mentalmente y dejó de observar el rostro de Karim al sentir un jalón en mi vestido. Rápidamente giro mi rostro hacia Dalia con unos ojitos de pena y ya sé perfectamente lo que quiere pedirme.

—Ven conmigo, te daré el regalo más pequeño. —le informo y ella me asintió caminando justo a mi lado. Paso a entregarle su muñeca, mientras escucho la conversación que Karim sostenía con la abuela.

—No, yo quiero la caja grande. —Habló Dalia haciéndome un pequeño enfrentamiento y rápidamente la miro seriamente alzando mis cejas.

—Te dije que la caja pequeña y si comienzas a hacer un berrinche, no abriremos ninguna. —le advierto.

—Está bien. —me contestó Dalia y le asiento entregándole la caja.

Ella se dedica a quitarle la envoltura, porque Karim luego de haber salido de la tienda dio la orden de ir a una farmacia para que le envolvieran todos los regalos y pues aquí espero a que ella le quite el papel muy emocionada.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora