Capítulo 29: Karim

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El camino hacia la casa fue largo y casi interminable al haber tomado otras calles que no eran las que habitualmente transitaba

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El camino hacia la casa fue largo y casi interminable al haber tomado otras calles que no eran las que habitualmente transitaba. A último momento decidí no transitar por las mismas calles que había pasado unas horas antes y ha sido porque no quería llevarme una sorpresa inesperada.

Había decidido bajar la velocidad en cuanto tome el camino de tierra de la parte de atrás de la casa y Gustavo se encargó de llamar para notificarles de nuestra llegada. Porque sabía que mis hombres saldrían armados en cuanto escucharán un ruido y no quería que Dalia se asustará al ver ese espectáculo. El portón fue abierto en cuanto estuve cerca y seguí manejando dándole la vuelta a la mansión para llegar a la parte de enfrente.

—Karim, esta entrada no la conocía y tampoco este camino. —Habla la tigresa rompiendo el silencio tenso que había dentro del vehículo.

—Todavía no te he dado un recorrido por esta casa, pero mañana se las mostraré a ambas.

Respiro profundo en cuanto bajó del auto y les abro la puerta de atrás a mis mujeres para invitarlas a salir del vehículo. Zamira y Amira salieron por la puerta de la entrada de la casa y ni idea de quien les aviso, pero puede que me hayan visto a través de las cámaras de seguridad mediante sus celulares. Mis hermanas observaron con asombro a Dalia que pasó a esconderse detrás de Amarilis y sonrió por su acción.

—Ella es Dalia, la hermana de mi mujer. —les informo.

—Bestia ya quisieras tú, que yo fuera tu mujer; pero paso a recordarte que no lo soy. —le sonrió coqueto.

Cuando entenderá esta mujer que yo la voy a llamar como a mí se me pegue la gana y no importa si ella está de acuerdo o no. Porque yo la considero mi mujer desde el primer día en que la vi y no necesité tenerla cerca para darme cuenta que esta mujer valía la pena. No necesité ni escuchar su voz, ni tocar su piel y mucho menos probar sus labios para darme cuenta de que esta mujer era todo lo que yo quería.

Lo único que no me gusta de ella es su jodida negatividad a convertirse en mi mujer, pero aún así estoy dispuesto a darle todo lo que ella quiera, desee y anhele en esta vida.

—Tú más que nadie sabe que eso es lo que yo más deseo, lindura. —Ella no contesta, pero la veo doblarse para quedarse a la altura de Dalia.

—Ellas son las hermanas de Karim. —Comienza a señalar a mi hermana mayor. —Zamira y ella es Amira. Princesa, no tienes porqué esconderte de ellas o tenerles miedo. Porque ellas también son mis amigas, así como lo es Karim. —Gruñó.

—Pero... ¿y ellos? —pregunta la niña señalando a mis hombres y vuelvo a gruñir.

—Ellos son amigos de Karim, así como los que nos acompañan todas las mañanas y no, tampoco debes tenerles miedo. Lo único es que no puedes irte con ninguno de ellos sin mi permiso o sin que yo lo sepa antes. ¿Me entendistes, princesa? —La niña le asiente para después abrazarla y ella la recibe dejándole un beso en su mejilla.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora