Capítulo 8: Karim

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No me esperaba que Amarilis me suplicara para que no la dejará en manos de Sergio y eso me hace creer que algo había pasado en estas putas dos horas

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No me esperaba que Amarilis me suplicara para que no la dejará en manos de Sergio y eso me hace creer que algo había pasado en estas putas dos horas. Maldición, su voz se escuchaba muy débil y sus sollozos me indicaba que había llegado muy tarde.

Sin embargo, sabía que era ella sin necesidad de escuchar su voz, porque su cuerpo lo tenía grabado en mi memoria y ahora mismo estoy irritado por haber bajado mi guardia. Maldita sea, acabo de darme cuenta que la estoy comenzando a querer y que no es meramente una atracción carnal.

—Llévatela de aquí. —ordenó Sergio a sus hombres y uno de ellos la jaló tan fuerte provocando que Amarilis gritará del dolor. Maldito hijo de puta, y pienso cobrarle más tarde su atrevimiento de tratarla así.

—Ni se les ocurra volver a ponerle una mano encima a mi mujer o se las verán conmigo. —sentenció mirando a los hombres de Sergio y luego mire a mi padre. —Esto también va para ti, Sergio.

—Karim no me dejes aquí, por favor. —escuchaba sus gritos de auxilio cuando se la llevaban por la puerta de la cocina.

—¿Cómo tienes la osadía de venir hasta aquí y amenazarme? —declaro mi padre empujándome por mi pecho y yo iba a devolverle el empujón; pero Ali no me lo permitió y me eché hacia atrás.

—Así como tú tuvistes la osadía de secuestrar a la mujer de tu hijo, pero vamos a tu despacho o prefieres que sigamos la conversación delante de todos. —declaró muy furioso.

—Tiene razón y tú Dante vienes conmigo. —Habló Sergio y miró a Ali.

No sé cómo la voy a sacar de aquí, pero debo hacerlo o nunca me lo perdonaré a mi mismo. Solo que no podría decir esto en voz alta o era demostrarle a todas las personas que aquí se encontraba, que el hijo del narcotraficante Sergio estaba sintiendo una fuerte debilidad por aquella mujer.

Ahora solo tengo que descubrir la intención de Sergio al traerla aquí y solo podía encontrar tres posibles razones. La primera es la manera en que Amarilis lo rechazó en su propio bar delante de todos sus hombres y la segunda por como me coqueteo delante de sus propias narices.

La última me parecía la más acertada, porque descubrió que fueron mis hombres los que dispararon aquella noche y esta situación había traído daños colaterales para sus negocios. Aquella noche habíamos provocado que los federales allanaran su establecimiento, encontrándose con un cargamento ilegal y esto provocó que le quitarán los permisos para operar en tres de sus establecimientos.

Razones suficientes para que Sergio no sé la dejará pasar ni a ella, ni a mí y quisiera vengarse de ambos al mismo tiempo. Porque Sergio no es un novato y tuvo que darse cuenta de mi interés por la misma chica que le gusto a él. Tampoco Sergio ha sido de los que se queda con los brazos cruzados y quiso matar a dos pájaros de un mismo tiro.

Al llegar al despacho, Dante abrió la puerta y entramos todos en fila por orden de jerarquía. Esta vez quise entrar acompañado por Ali, porque mi padre había entrado con su hombre de confianza y no sé qué sería capaz de intentar hacerme.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora