Capítulo 27

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Al llegar a la alberca me tiré desde el borde, porque la realidad es que quería eliminar con eso el coraje que me ha provocado la bestia y respiró profundamente cuando logró salir del fondo del agua

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Al llegar a la alberca me tiré desde el borde, porque la realidad es que quería eliminar con eso el coraje que me ha provocado la bestia y respiró profundamente cuando logró salir del fondo del agua. Al verlo lanzarse en mi dirección decido nadar hasta donde se encontraban las escaleras para tomar asiento en el segundo escalón y justo logró hacerlo. 

Karim es un imbécil que siempre consigue que yo haga justo lo que él desea y eso me irrita mucho más. Ahora solo pensare en que serán dos horas más en esta casa para luego poder regresarme a la mía y así podría continuar con mis tareas pendientes.

Estoy molesta, porque me acaba de arruinar mis planes del día de hoy y es que me había armado de valor para contarle toda la verdad a Adrián. Cosa que ahora no voy a poder hacer dado que no puedo llamarlo a él, estando con la bestia al lado mío y dejo de pensar cuando Karim me jala suavemente de mi brazo.

—Oye bestia, me lastimaras el maldito brazo. —me quejo y luego lo empujó por su pecho para apartarlo de mí.

—¿Vas a seguir con tus niñerías, lindura? —me respondió y ruedo los ojos.

—¿Por qué será que pretendes controlar hasta lo que tengo que hacer en mi día a día? Oye, ¿a ti no te enseñaron a respetar las decisiones de los demás o a aceptar cuando una mujer te dice que no? —le pregunto demasiado furiosa y sin miedo alguno.

Ni siquiera apartó mi mirada de la de él y después sonrió cínica al recordar el ejemplo que tiene por padre. Claro que su respuesta será no y eso me atormenta mucho más.

—No es que no sepa aceptar un no, sino que he cancelado todos mis putos compromisos por pasar tiempo con mi mujer. —Bufo cuando escucho "mi mujer" y ya ni siquiera le diré nada, porque ya me cansé de repetirle que no lo soy.

—Yo no te pedí que cancelaras tus planes por mí y así que no me lo vengas a echar en cara ahora. —Suelto un grito cuando me jalo con más fuerza provocando que chocara contra su pecho desnudo.

—Lindura, rodéame con tus piernas. —me pidió y le niego con mi rostro.

No tardó en sentir sus manos sobre mi trasero provocando que hiciera lo que me pidió cuando lo siento moverse hasta la parte más profunda de esta alberga y eso es porque no soy una experta nadando.

—No me lleves hasta lo más profundo, porque allá no alcanzó el suelo. —le pido desesperada.

—Lindura, no te pasara nada y es que te recuerdo que aquí tienes a tu ángel guardián. —Vuelvo a bufar y luego desvío la mirada hacia Sara que se acercaba hacia nosotros.

Es un maldito imbécil que sabe utilizar las palabras para hacer que cualquier mujer se sonroje y claro que yo no quiera hacerlo. Sin embargo, no tengo el poder de evitarlo y creo que por eso tiene esa flamante sonrisa en su rostro.

—Señores, ¿desean alguna bebida? —nos preguntó y Karim habló por mí.

—Una limonada para mi mujer y un whisky para mí. —Ella asiente dejándonos nuevamente a solas. —Lindura, a mí me gustas así, flaca y pequeña de estatura. —me confesó mirándome con deseo y yo trato de apartarme un poco, pero él no me deja. —Joder, quédate quieta, mujer y solo bésame. —me ordenó y yo alzo ambas cejas.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora