Capítulo 10

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Cuando Karim cerró la puerta, suelto un enorme suspiro y aprieto mis ojos para no llorar más

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Cuando Karim cerró la puerta, suelto un enorme suspiro y aprieto mis ojos para no llorar más. Ahora que estoy sola, acaba de caerme el veinte de todo lo que pasó el día de hoy y la verdadera razón del porqué estoy en su casa.

¿Por qué acepté quedarme en su casa?

Porque en algo Karim tuvo razón y era en que yo tampoco quería que Dalia ni la abuela me hubiesen visto así.

Las gotas de lágrimas empezaron a bajar por mis mejillas y llevó la mano al área de mi abdomen en donde siento un leve dolor.

Soy una chica que no se rinde ante las adversidades que se le presenten y si pude superar la muerte de mis padres, así será con este intento de violación. Sin embargo, pudo haber sido peor y eso es lo que me duele aún más.

Porque si yo dejo de ver a Dalia todos los días me moriré en vida y sería lo peor que me podría pasar. Porque yo amo a esa niña con toda mi alma.

Aunque trate de demostrarme fuerte, esto me está carcomiendo la conciencia y me estresa mucho al pensar en que Karim puede ser igual o peor que su padre. Sin embargo, la manera en cómo me abrazó cuando estaba temblando de miedo, me sacó de allí cargada en brazos sin yo pedírselo y todas las cosas que me había dicho, me hacen pensar lo contrario. Quizás, su corazón no estaba tan podrido y él podría ser una versión mejorada de su padre.

Creo que mi gusto por él, ya me estaba provocando que pusiera en tela de juicio sus acciones y hasta las estoy intentando justificar. En definitiva deberé ir a una psicóloga, porque esto de estar pensando que un narco era buena persona es algo completamente irónico y sí me salvo; pero eso no quita que viole las leyes constantemente y que haga cosas que son imperdonables antes los ojos de Dios o antes los míos propios.

No puedo engañarme a mi misma y menos dejar que mi atracción por ese hombre me ciegue. Al levantarme en la mañana pienso irme lo más pronto posible y es que debo alejarme de él. Es más, hasta saldré con más frecuencia al ver si consigo otro hombre que me guste más que él y así ya no volveré a pensar en él. Sí, eso haré al regresar.

Mis pensamientos son interrumpidos cuando escucho unos toques en la puerta y secó mis lágrimas antes de levantarme de la cama. Porque mis pensamientos no provocaron que me detuviera de llorar desconsoladamente, sino que al contrario habían provocado un aumento en mis lágrimas y respire profundo antes de quitarle el seguro a la puerta.

Cabe destacar en que Karim sí lo había puesto, pero pensé que no lo haría por su forma de reclamarme y muevo mi rostro de un lado al otro. Suelto un enorme suspiro y abro la puerta para encontrarme a dos chicas que sonríen al verme.

—¡Hola! —Saludo la misma voz de hace un corto tiempo atrás y le sonrió. —Yo soy Amira y ella es mi hermana Zamira. Nosotras estábamos locas por conocerte y por hablar contigo.

—Es un gusto conocerlas a ambas. Mi nombre es Amarilis. —le contestó mirándola sonriente.

—¿Eres la novia de mi hermano? —rompió el silencio Zamira, la otra chica y suspiró.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora