Capítulo 7

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Comencé a abrir mis ojos muy despacio y me senté de inmediato sobre aquella cama con sábanas de seda en color blancas

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Comencé a abrir mis ojos muy despacio y me senté de inmediato sobre aquella cama con sábanas de seda en color blancas. No sé donde me encontraba, porque no conocía este lugar; pero la verdad estaba completamente amueblado y la habitación era enorme comparada con la mía propia.

El aroma era muy suave y rápidamente llevó mi mirada a mi ropa, justamente estaba vestida con mi uniforme de trabajo; pero con una excepción, me encontraba descalza. Te mataré Karim por traerme a la fuerza hasta tu casa y les aseguro que me escaparé tan pronto tenga la primera oportunidad.

Me levanto de la cama con calma para acercarme a la ventana y confirmaré si estaba en la misma casa de la última vez. Porque recuerdo perfectamente el camino de regreso y solo necesitaré robarme una de sus camionetas cuando se distraigan.

Gruño fuertemente al darme cuenta que esta no era la misma casa y ahora.

¿Cómo diablos haré para salir de aquí?

Vuelvo a girarme hacia la puerta e intentó abrirla, pero no lo había conseguido. Comienzo a gritar desesperada el nombre de Karim y él muy idiota no abría la puerta. Al escuchar el sonido de las llaves, me alejo un poco de la puerta y lo espero cruzada de brazos; pero cuando la puerta se abrió no me encontré con el rostro de Karim.

El miedo se instaló dentro de mí y rápidamente me echo hacia atrás a darme cuenta de quién era. Comienzo a mirar desesperadamente la habitación con la esperanza de encontrar algún objeto para defenderme y tuve tanta mala suerte que no encontraba ninguno.

—Tú, maldito infeliz. —le conteste con furia y señalándolo con mi dedo. Justo ahora hubiera preferido que fuese Karim y no este viejo verde.

—Creías que me habías olvidado de ti, pero a mi nadie me rechaza y menos una puta barata como tú. —Habló Sergio acercándose a mí e intentó correr; pero Sergio se percató de esto y me tomó fuertemente por un brazo.

Vuelvo a forcejear para que me soltará, pero en cambio terminó empujándome hacia el colchón y se abalanzó sobre mí. Comencé a moverme desesperadamente sobre aquella cama, mientras lo golpeaba sobre su pecho y lo miraba con mucha furia.

Una cosa si les digo, este viejo verde tenía más fuerzas que yo y logró atrapar mis manos para colocarlas por encima de mi cabeza.

—Por favor no, te lo suplico. —le imploraba con mis lágrimas a punto de derramarse y luego atrapó ambas de mis manos con una de las suyas.

Suelto un grito horroroso cuando siento su asquerosa mano bajar a mi cuello y rodearlo con sus dedos. La respiración me comenzó a faltar cada vez que me apretaba un poco más y seguía intentando mover mis piernas con el fin de quitarlo de encima de mí.

—Tranquila zorrita, porque no me importaría matarte y luego arrojar tu cuerpo en algún lago.

Volvió a hacer presión en su agarre provocando que me faltase el aire y que mi respiración se dificultará.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora