Luego de que Karim se fuese y de que Dalia y yo nos diéramos un buen baño. Tuve que pedirle a las hermanas de Karim, que me dijeran a dónde yo podría sentarme a hacer las tareas pendientes de la universidad y ellas me llevaron a su estudio. Este lugar se sentía tan acogedor y estaba decorado en tonos morados y blancos.
Era una habitación en dónde había dos estantes llenos de libros, un sillón reclinable con una mesita de noche y una flor artificial en tonos blancos encima de la mesa. En los extremos contrarios de las paredes se encontraban sus escritorio en forma de L junto a una computadora portátil encima de cada una y en la pared del centro había una fotografía gigante de ellos y su mamá.
En la pared faltante había un televisor y un sillón en forma de L delante de está. Debajo del televisor había una mesita que aparte de decoraciones, también se encontraba una bocina y la tenía encendida con algo de música. Porque no quiero aburrirme, mientras copió la información de las fotografías a mis libretas, ya que estoy sola y es que a Dalia la he mandado a dormir a las nueve y media.
Miro el reloj que estaba encima del escritorio y justo marcaba las 10:30p.m. En ese momento escucho unos toques en la puerta y rápidamente gritó un: "adelante".
—¿Puedo pasar? —preguntó Zamira y le sonrió asintiendo.
—Claro, es tu casa.
—Pero sé que estás estudiando y no te quiero incomodar.
—Un descanso de estos libros no me vendría mal ahora mismo. -le confieso soltando el bolígrafo y caminando para arrojarme al sillón junto a ella.
Claro que cuando llegué habíamos conversado un largo rato y después fue cuando les pedí con mucha vergüenza que me prestaran un escritorio.
No se equivocaron al decirme que este lugar era el ideal para realizar mis tareas y es que aquí había de todo los efectos escolares que pudieras necesitar.
—¿Qué estudias?
—Educación. ¿Y tú?
—Yo estudio en línea administración de empresas.
—Odio estudiar en línea. —le confieso y ella sonríe.
—Yo no tuve opción por estar al pendiente de Amira.
—Te entiendo perfectamente.
Claro está, que ella se sacrifica por su hermana al igual que yo lo hago con la mía y creo que eso es lo que nos ha unido mucho.
—¿Qué relación tienes con mi hermano? Y no me digas que son amigos, porque claramente ese beso que se dieron hace un rato no lo es y sé también que ambos se gustan.
Gustarme es poco y es que a mí. La bestia me encanta, me fascina, me pone cachonda y me hace sonreír como una tonta cada vez que lo veo o pienso en los buenos momentos que hemos tenido.
ESTÁS LEYENDO
¿O eso es mucho pedir?
De Todo¿Qué haría si a tus 21 años, pierdes a tus padres en una accidente automovilístico, te toca buscar un empleo de medio tiempo y para completar tienes que hacerte responsable de la custodia de tu hermana menor de 6 años? Todo esto me pasó a mí y en ta...