Dos semanas después
Habían pasado dos semanas desde la última vez que vi a Karim y hasta ahora no ha dado señales de vida. Estas dos semanas me la había pasado encerrada en casa y solo salía para la universidad, a llevar y a recoger a Dalia a su escuela e ir a trabajar. Esto de ser madre, trabajar y estudiar a la misma vez es demasiado agotador; pero no puedo quitarme justo ahora.
No cuando tengo a una niña bajo mi custodia y que va a necesitar de mí hasta que llegue a su mayoría de edad. Aunque tampoco puedo quejarme mucho, porque a la abuela no trabajar se encargaba de cocinarme, de ayudarme a cuidar a Dalia después de sus clases y de todas las tareas del hogar.
Caminaba tranquilamente hacia el salón de clases de Dalia y al llegar la busqué con mi mirada, pero no la encontré. Por un momento, mi corazón dejó de latir, mi cuerpo se tenso y el único que me vino a mi mente fue Karim.
Sin dudarlo camine hacia su maestra que se encontraba hablando con otra madre y espero impaciente a que ellas terminarán su conversación, por eso de no irrumpir de mala forma en su conversación. Comencé a mover mis manos con mucho nerviosismos y miraba todo para asegurarme que no había sido producto de un reflejo.
—Hermana, llegaste. —Habló Dalia y me giro para verla entrando por la puerta con la asistente de su maestra. Mi cuerpo recobró todos los sentidos que había perdido justo al escuchar su voz y ya me estoy dando cuenta que me estoy volviendo un poco paranoica.
—¿Dónde estabas? —le pregunto, tomando su bulto de ruedas con una mano y a ella con otra mano libre.
—En el baño, pero espera un momento aquí.
—¿A dónde vas ahora?
—A despedirme de las maestras. —Habló Dalia y le asiento.
—Te espero aquí. —le contesto y la observó darse la vuelta. Luego de que Dalia se despidiera, regreso a mí y nos encaminamos hacia la salida.
Al llegar a casa, me bajé del auto y le abrí la puerta trasera a Dalia. El miedo se instaló dentro de mí al ver una camioneta muy familiar estacionada justo delante de mi casa y respiro profundo. Toda esta situación con Karim lo estaba desatando y llegué a pensar que se había dado por vencido al no buscarme durante estas dos semanas.
Sin embargo, ahora me doy cuenta de que no y es que está justo delante de nosotras dos. Él se había bajado de la camioneta con dos bolsas de regalo en su mano y una la extendió a Dalia. Sonrió al ver que Dalia se ocultó detrás de mí y no le aceptó el regalo que le ofrecía.
Muy bien princesa y por esa razón, debo recompensarte luego.
—¿Quién es él? —preguntó Dalia en un susurro.
—Un desconocido al que no puedes acercarte y deberás esconderte cuando lo tengas cerca. —le contesto y escucho una risa de fondo.
—Dalia no te escondas, porque soy un amigo de tu hermana Amarilis y te he traído este regalo. —Habló Karim y de inmediato salió de mi espalda; pero la tomé del brazo antes de que pudiera acercarse a él.
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¿O eso es mucho pedir?
Random¿Qué haría si a tus 21 años, pierdes a tus padres en una accidente automovilístico, te toca buscar un empleo de medio tiempo y para completar tienes que hacerte responsable de la custodia de tu hermana menor de 6 años? Todo esto me pasó a mí y en ta...