No tenía la puta remota idea de que Sergio se le iba a ocurrir aparecer hoy y justo cuando todos estábamos reunidos en un solo lugar.
¿Cómo putas no lo había pensado antes?
¿Cómo putas no se me ocurrió que esto podría pasar?
Desde que lo vi aparecer, no tengo ninguna duda de que el jodido sapo se encuentra más cerca de mí y es que solo pocas personas conocían los planes de cenar con la familia de Amarilis. Ali había quedado descartado dado a que estaba hospitalizado y según me informaron esta mañana no había despertado aún. Así que estoy buscando por el lado equivocado y debo pensar en quién diablos podría ser.
Sin embargo, no me sorprendo de que Sergio llegara de sorpresa y es que él nunca ha sido un cobarde. Lo único que me sorprende es que mis hombres no hayan dado aún con el informante y eso me hace descifrar que mi padre le anda cuidando la espalda. Sergio debe andar tapando cada cabo suelto que deja ese puto sapo y ahora más que nunca debo dar con él.
Algo más que me sorprende de Sergio es que no esté con su arma apuntándome o en dirección a mi mujer. Él solo había entrado con dos de sus hombres: Dante y el hijo de puta de su hijo. Doy una mirada rápida a los rostros de todas las mujeres en esta mesa, pero la que más me preocupa es mi mujer que anda temblando de miedo y la rodeo con mi brazo por su espalda.
—Amor mantén la cama, porque yo estoy aquí y no dejaré que te lleve nuevamente. No importa si para lograrlo, tendría que poner mi vida en juego. Porque debes saber que por ti y por la princesa lo harían sin pensarlo dos veces.
Ella se giró para abrazarme y luego me susurro al oído:
—No dispares aquí, por favor. —me pido mi mujer aferrándose cada vez más a mi cuerpo.
¿Cómo pretende que cumpla con esto justo cuando lo tenemos delante?
Mi padre no movía sus labios y mucho menos hacía algún movimiento con sus brazos. Simplemente se había quedado de pie dándole una ojeada a todos y luego nos regaló una sonrisa cínica.
—¡Buenas noches, mis hijos! No pensaron nunca en invitar a su padre para la cena; pero que malagradecidos y desconsiderando son con él ser que les dio la vida. Me han salido igual de traicioneros que la zorra de... —Habló Sergio, pero Zamira lo interrumpió.
—No te atrevas a mencionar su nombre, porque ella ha sido un ángel en comparación contigo. —declaró furiosa. —¿A qué diablos has venido? ¿A acabar con todos nosotros? Porque te advierto que no te la dejaremos tan fácil.
Sergio suelta una sonora carcajada que asusta hasta a mis trabajadores y de igual forma a la familia de Amarilis. Ninguno de mis trabajadores y ni la familia de mi mujer se han movido de su lugar. Vuelvo a mirar los rostros de todas las personas de la mesa, la expresión de Amira es de dolor, enojo y tristeza.
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¿O eso es mucho pedir?
Altele¿Qué haría si a tus 21 años, pierdes a tus padres en una accidente automovilístico, te toca buscar un empleo de medio tiempo y para completar tienes que hacerte responsable de la custodia de tu hermana menor de 6 años? Todo esto me pasó a mí y en ta...