Capítulo 20

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Después de haber terminado mi plato intenté levantarme de la mesa, pero Karim sutilmente me pidió que lo esperase a que él terminase el suyo y aquí estoy viéndolo comer

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Después de haber terminado mi plato intenté levantarme de la mesa, pero Karim sutilmente me pidió que lo esperase a que él terminase el suyo y aquí estoy viéndolo comer. El susodicho me observaba de vez en cuando sonriéndome y a veces me acariciaba mi mejilla suavemente provocando un hormigueo en mi entrepierna.

Cada vez que me curva sus labios provoca que desee que sus labios tomen los míos como en la mañana y sé que no debía haber demostrado que lo deseo. Sin embargo, yo no tengo el poder para controlar mi cuerpo y mucho menos mis sentimientos de gusto por esta bestia.

Karim es un completo idiota, lo sé; pero es un idiota que lleva puesto un delicioso perfume, que me tiene con ansias de acercarme cada vez más a su cuerpo. Para luego terminar recostando mi cabeza sobre su pecho simplemente para deleitarme con el olor que impregnaba su camisa y es que ese olor me hacía verlo aún más "sexy".

Sí, lo confieso.

Los perfumes de hombres son la debilidad más grande que tengo yo y el de Karim se me ha colado por todas mis fosas nasales. No solo eso, sino que los besos de este hombre me habían dejado muy acalorada y deseando tenerlo encima de mí o viceversa. Ni siquiera me importa en qué posición sea, después de que me haga llegar a la cima y me quite este acaloramiento que él mismo provocó.

Ah, pero no me voy a conformar con tenerlo satisfaciendo mi necesidad una sola vez, sino varias veces y...

Basta. Creo que es mejor que deje de pensar en sexo y peor aún en esta bestia; pero....

¿Por qué él muy maldito debe besar bien, debe oler rico y debe estar duro como una piedra?

Sin embargo, la peor pregunta que me estoy haciendo es:

¿Por qué tienes que ser un mafioso y un hombre sumamente peligroso? ¿Por qué no puede ser un hombre normal y corriente?

Solo, diganme el porqué y es que yo aún no lo encuentro.

Creo que es mejor, que saque mi celular para distraerme de mis propios pensamientos pecaminosos junto a la bestia y me giró para lograr mi cometido. Cuando por fin lo había logrado tener entre mis manos, lo siento desaparecer como si por arte de magia se tratará y miró hacia aún lado de mí.

Maldita sea, ni un segundo duro entre mis manos y gruño en voz alta. Después pasó a girarme en su dirección y me cruzó de brazos observándolo seriamente. Él muy imbécil movió su silla hacia atrás y giró su cuerpo en mi dirección con una sonrisa.

—Karim, regresame mi celular ahora. —le gritó levantándome para arrebatárselo yo misma y sin importarme, si tengo que arrojarme a su cuerpo para poder alcanzarlo.

El imbécil lo había colocado a su otro lado y al ver que me lance a su cuerpo, pasó sus brazos para rodearme colocando sus manos sobre mi trasero.

Sí, como lo leyeron sobre mi trasero y es que esta bestia me salido muy atrevida.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora