Capítulo 6: Karim

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La noche del bar

Ali estaciono el auto al frente del bar "The Black Life" y me dispuse a observar a quienes entraban y salían de allí. De repente la puerta de la camioneta se abrió dejando ver a mi segundo hombre de confianza y se subió rápidamente en el asiento de atrás junto a mí.

Damián es el encargado de dos de mis concesionarios de autos usados en dónde lavo una gran cantidad de mi dinero sucio y también suelo transportar mercancía ilegal al vender dichos autos. Los autos se compran a un costo muy bajo, pero le sacamos el doble y a veces hasta el triple de lo que nos costó realmente.

No todos se venden llenos de mercancía, porque habría que mantener una fachada permitiendo el acceso a cualquier tipo de público.

La otra parte de mi dinero, la lavo en mis tres restaurantes y en dos tiendas de ventas de accesorios para cualquier tipo de auto. Me gusta todo lo relacionado con los autos y está es la razón principal del porque la mayoría de mis negocios tienen que ver con los autos.

Amo la adrenalina que provoca estar detrás de un volante y de apretar el acelerador hasta el final. Soy adicto a los autos de carreras y a las carreras nocturnas clandestinas. Antes solía participar mucho, pero con el tiempo, al adquirir poder, ya nadie quiso desafiarme hasta que apareció Damián.

Ese chico de tan solo 18 años, muy inmaduro, que no tenía ni una puta idea de quién era yo, fue el único que alzó su mano y se atrevió a correr en contra mía. Lo único fue que le faltó un poco más de fuerza al final para ganarme, pero desde ese día me demostró de lo que estaba hecho y de lo que sería capaz de hacer si trabajará para mí.

Desde ese mismo día, le llené sus ojos con mi dinero, lo manipule a mi antojo y con el tiempo se ganó mi entera confianza. Hace más de tres años viene realizando este trabajo de la mano conmigo y nunca se ha robado ni un solo dólar de mi dinero.

—Avanza y dame el maletín. —Habló Damián apresurado y lo miro a los ojos seriamente.

—¿No entrarás al bar con tu jefe?

—Mi hermana Ámbar vendrá a este bar y no quiero que descubra que trabajo para ti. —Habló Damián y suelto una carcajada.

—En algún momento se dará cuenta y no podrás ocultarlo por mucho más tiempo. —le confesé lo que pienso.

Mi mirada se posó en las dos chicas que se acercaban a la entrada del bar y las miro de pies a cabeza. Damián abrió la puerta, pero lo detengo al reconocer a su hermana muy cerca de mi camioneta y el imbécil me mira muy extrañado.

—Llevo casi cuatro años haciéndolo y hasta ahora nadie en casa se ha dado cuenta; pero, jefe, suélteme que debo irme.

—Pendejo de mierda, quédate aquí o no ves que te estoy salvando el culo. ¿Esa chica que acaba de detenerse en la entrada del bar, no es tu hermana Ámbar? —le preguntó y Damián vuelve a cerrar la puerta de la camioneta rápidamente.

¿O eso es mucho pedir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora