Una semana había pasado y Mariana sentía que echaba chispa de lo furiosa que estaba. Sentía su sangre arder ante la impotencia de no poder acercarse a esa mujer que ya había visto su hermana dos veces merodeando por los alrededores de su instituto. Pensándolo bien, si podía acercarse a esa extraña fémina, pero, todo se iría por la borda, tenía que dejar que su abuela fuera ajena a que ella sabía varias cosas. Samanta y Eleonor le ocultaban sucesos y en estos últimos tres días estaba que si no hablaba explotaba. Había quedado con la actriz y a última hora canceló la cita. Tenía una mezcla entre rabia y deseo hacia la ojinegra que temía fuera a cometer una estupidez. Le debía su libertad, sí, pero últimamente Samanta estaba actuando raro y para ella el engaño es algo que nunca ha perdonado.
—Aquí estás —dice Eleonor entrando al despacho que se encuentra en casa, Mariana la mira irascible, mal momento escogió su abuela para interrumpirla.
—¿Sabes lo qué es tocar?
—Si —responde la mayor con cautela, su nieta está bastante alterada y no conoce los motivos, o prefiere pensar que no sabe de ello.
—Pues para la próxima hazlo, me está cansando que entre como dueña de casa a donde se le antoje.
—¿Qué te pasa? No te he hecho nada para que me hables así.
—Me pasan muchas cosas, señora. Y justamente ahora necesito estar a solas, por lo cual te pido que te marches.
—De saber que estás así, no me tomo la molestia de visitarte.
—No he pedido que me visites, ahórrate la verborrea, por favor.
—Bájale un poco de kilos a la estupidez, es hora de que empieces a respetar, Mariana.
Otra más con los kilos y gramos de estupidez, con razón Lidia se parece tanto a esta mujer.
—No exija respeto si usted no lo muestra, señora —Eleonor suspira y niega con la cabeza.
—No sé de qué falta de respeto hablas, ni quiero escuchar sobre algo que no he hecho. Solo he venido a ver cómo estás, pero es en vano contigo mostrar afectos cariñosos. También a preguntarte si vas o no a buscar a Lidia, me la quiero llevar a mi casa toda la tarde.
—Me da igual sus afectos cariñosos y no, no voy a buscar a Lidia, Agustín ya está en camino.
—Confías mucho en ese hombre.
—Más que en usted, eso téngalo por seguro.
—No sé qué es lo que te sucede, pero conmigo no la descargues. Bastante mayor estoy para aguantar tus mierdas y malos tratos. Limítate a guardar tus problemas y déjame a mí, a un lado, ¡estamos! Además, yo no he hecho nada que te pueda perjudicar.
—¿Segura? —Eleonor frunce el entrecejo.
—Más que segura.
—Eso lo veremos cuando te muestre lo que te tengo que mostrar.
Eleonor va a replicar, pero el teléfono de Mariana la interrumpe.
—Dime Agustín.
Mariana da un tras pie y Eleonor se acerca a ella rápido y evita que caiga al suelo.
—¿Qué sucede? —pregunta la canosa preocupada al ver la palidez que se apodera del rostro de su nieta— Mariana me estás asustando, ¿qué fue lo que pasó?
—Lidia está en el hospital, dice que está bien, pero es algo que quiero ver con mis ojos —logra decir la empresaria, tragando para deshacer el nudo en su garganta.
—Oh Dios mío.
Mariana no lo piensa dos veces y sale disparada por la puerta una vez termina de hablar con el guardaespaldas, Eleonor la sigue y le quita las llaves del coche.
—Así no vas a conducir.
—Dame las llaves, Eleonor —pide la joven con voz ronca.
—No. Sabes que no puedes conducir bajo ese estado de ansiedad. Vamos te llevaré yo.
—Eleonor.
—Mariana, no quiero que, en vez de una nieta, sean dos en el hospital.
La ojiverde la mira y termina aceptando. Aunque Agustín le haya dicho que Lidia está bien, ella no estará tranquila hasta verlo con sus propios ojos. Hubo un ataque en la escuela y resultaron dos heridos, entre ellos su hermana. Suspira y no evita sollozar delante de su abuela, esta vez no estuvo al lado de Lidia para protegerla y eso es un peso que tendrá que llevar por mucho tiempo.
—No llores, ya Agustín te dijo que está bien —Eleonor trata de mostrarse fuerte, pero por dentro su corazón late desenfrenado a causa de la fea noticia.
—Eso no quita que me esté casi muriendo del susto, joder, si le pasa algo a Lidia nunca me lo perdonaré. No le ha sucedido nada y siento que me han apuñalado la vida.
—Trata de calmarte, por favor.
—No me pidas que me calmes, no tienes ni idea de lo que es Lidia para mí.
Eleonor opta por quedarse callada, si habla no hará más que empeorar la situación.
—Voy a llamar a Samanta —dice tomando su celular tras detenerse en un semáforo.
—¿Para qué?
—Ella merece saber.
—Como tú quieras. Lo único que sé, es que desde que llegamos aquí, nos están sucediendo muchas cosas negativas.
—No lo veas de esa forma —dice la señora poniendo el coche en marcha.
—¿Y de qué manera lo miro? Si estoy diciendo la verdad, todo está rodeado de un aura gris que cada vez me pone más nerviosa.
—Mariana, todo lo que ha sucedido, es normal que suceda en la vida de cualquier persona.
Mariana la mira y no dice nada, ya se están acercando al hospital. El cuerpo de la joven se tensa y apenas espera a su abuela a esta detener el coche. Ve a Samanta frente en la entrada y evade su mirada.
—Hola —saluda la actriz, pero Mariana pasa de largo sin siquiera mirarla.
—Olvídate de ella, hoy está insoportable.
—Mariana me va a escuchar a mí, aunque la tenga que coger por los moños.
—¿Cómo está Lidia? —Eleonor palmea el hombro de la actriz en modo de apoyo, su nieta mayor cuando se lo propone puede llegar a ser un grano en el culo.
—Lidia está bien, la otra persona es la que me preocupa.
Samanta mira hacia los lados y detiene a Eleonor antes de que esta entre al hospital.
—¿Quién es la otra persona?
—Gloria.
Eleonor palidece. Ambas mujeres se miran, saben que todo está llegando a su final y ellas no pueden, por mucho que lo hayan intentado, frenar al cataclismo de emociones que se avecinan.
—¿Cómo es que llegaron las dos hasta aquí?
—Lo poco que me contó Lidia fue que un hombre la atacó y una mujer se interpuso entre ellos, no recuerda mucho, pero dado los acontecimientos, la madre acaba de salvar la vida a su hija.
—¿Un hombre ha atacado mi nieta?
—Si y resulta que, gracias a Gloria, Lidia está bien. Todo lo aclarará Gloria si sale bien.
—¿Qué quieres decir con qué si sale bien?
—Esta en salón de operaciones, el cuchillo logró tocar parte del hígado.
ESTÁS LEYENDO
Bajo el reflejo de tu actuación.
RomanceUna actriz reconocida. Una empresaria con cicatrices, tanto físicas como psicológicas. Un pasado las une con lazos imposibles de romper. Un deseo inmenso de protección hacia la misma persona las une más de lo que piensan y poco a poco van saliendo a...