¿Quién es Gloria?
Es la constante pregunta que ronda en la mente de Mariana, atormentando su tranquilidad y rompiendo su equilibrio emocional de manera catastrófica. La puerta de su habitación se abre y Lidia entra como un huracán lanzándose encima de ella. Esperaba esta acción desde hace varios minutos y sonrió contagiada con la felicidad de su hermana.
—¡Felicidades! —Lidia se retuerce encima de ella y no le da oportunidad para escape.
—Gracias pequeña, pero por favor, toca antes de entrar.
—Que amargada estás, hoy es tu cumpleaños y haré de ti lo que quiera —Mariana levanta una ceja y su hermana la imita.
—Has madrugado hoy.
—Tú también. Vine a confirmar que no irás a la empresa.
—No, hoy no voy, es sábado.
—Como si te importara tanto el día que sea para ir. Las inversiones pueden esperar —Mariana la mira—, además, todos los años se construyen miles de autos y la mayoría que surgen en este país piden posar para tus manos.
—Tengo que mantener las inversiones en lo más alto, cariño, detrás de estos grandes negocios siempre hay un gato esperando que baje la guardia para atacar.
—Tú puedes con todos ellos y con más.
—¿Qué has preparado para hoy? Contigo hay que tener miedo.
—Algo sencillo, un ligero picoteo y carne a la parrilla, esta última es idea de la abuela.
—Como siempre, ella metida en todo.
—Mariana, solo trata de recuperarnos.
—¿Cuántos invitados? —la ojiverde evita hablar de su abuela.
—Unos diez —Mariana frunce el ceño—, no conocemos a muchas personas.
—Nombres —Lidia bufa, esperaba esta interrogación.
—Samanta y una amiga.
—¿Amiga?
—No te pongas celosa, me confirmó que es solo una amiga.
—No estoy celosa.
—Eso díselo a tu corazón que se ha vuelto loco —Mariana la quita de encima de ella.
—¿Quién más?
—El abogado, Lania una amiga mía.
—Lania, ¿cómo es que ya tienes amigas y yo no me entero?
—Hoy la conocerás, la abuela, pero eso ya lo sabías y Gloria —Lidia mira a Mariana esperando su reacción—, le dije a Agustín, pero está de turno hoy.
—¿Gloria?
Mariana se sienta de golpe, lo que temía Lidia. La mayor se pone de pie, no le importa estar casi desnuda delante de su hermana. Da varios pasos por la habitación y la mira pidiendo una explicación.
—Si, la mujer que me salvó, la he invitado.
—¿Cuándo has hablado con ella?
—Hace unos días en el hospital, ¿tienes algún problema con eso?
—No Lidia, no tengo problema con ello, pero no me gusta que te tomes esas libertades sin mis consentimientos. Además, que te haya salvado, no quita que sea desconocida.
—Pues empecemos a conocerla para que no lo sea. Le debo la vida, no lo olvides.
—No lo olvido, princesa, perdón.
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Bajo el reflejo de tu actuación.
RomanceUna actriz reconocida. Una empresaria con cicatrices, tanto físicas como psicológicas. Un pasado las une con lazos imposibles de romper. Un deseo inmenso de protección hacia la misma persona las une más de lo que piensan y poco a poco van saliendo a...