Capítulo 35.

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Samanta la voltea y enreda sus piernas bajo el dominio de su boca apoderándose de la debilidad que muestra Mariana ante ella. La joven se deja hacer y disfruta del descontrol pasional al que la somete la actriz. Samanta la besa con fervor entregándole todo en movimientos de labios perfectamente sincronizados que van subiendo la excitación en ambos cuerpos, colapsando todo a su vez, el miedo, las dudas, el sufrir.

Mariana tiembla de deseos debajo de ella, se deshacen de sus prendas quebrando, por fin, esa barrera que les impide sentirse. La actriz toma sus senos y los lleva hacia la boca sedienta de la joven que los recibe gustosa. Mueven sus caderas y sus sexos sufren un corrientazo al rozarse, la humedad, la carne sensible hace que Samanta se separe un poco, sus orgasmos son sensibles ante esta mujer y necesita saborearla más, ante de explotar.

—Date la vuelta —pide la menor y la actriz obedece, permitirá que haga con su piel lo que desee.

Un gran número de mordidas y besos van cubriendo su cuello y espalda, sensaciones jamás experimentadas le cubren todo el pensamiento y la actriz siente desfallecer al percibir la húmeda lengua descendiendo hacia su cintura. Mariana jadea al olfatear el olor de su excitación y al divisar la cuantiosa humedad entre esos glamurosos y tersos muslos.

—Oh, Dios.

Jadea Samanta al sentir el agarre posesivo sobre sus nalgas y esas agiles manos que le abren mucho más las piernas dejando todo su centro a expectación. Siente que el corazón le late desenfrenado, voltea la cara y mira por encima del hombro, la mirada hambrienta de la empresaria sobre su sexo la descoloca. Sus labios palpitan y siente que se puede correr solo bajo el calor que irradian esos hermosos ojos. Dos dedos de Mariana la acarician despacio, separando sus labios y empapándose con su humedad, ya no puede evitar gritar y lo hace, la conexión entre ellas dos no da cabida al pudor de la primera vez y por eso lo goza como una pervertida.

Mariana lleva esos dedos aventureros a su boca y la saborea, el calor entre sus pieles es tanto que empiezan a arder. La joven empresaria la voltea en un movimiento hábil y busca su boca con desespero. Recorre sus costados, arañándole la piel y clavando sus uñas en su carne. Samanta se retuerce debajo de ella y busca parte de su piel. La humedad en sus sexos es tanta que sienten que pueden pasar horas navegando en ellos.

—Desnúdame el alma, Sam, por favor —pide la ojiverde al sentir las manos de la actriz recorriendo su espalda.

Samanta la besa profundo, tragándose sus jadeos y gemidos. Se trasmiten sus sentimientos, sus deseos, su futuro. Mariana se deshace entre sus brazos y se funde en el sexo caliente y palpitante de la actriz. Se mueven buscando más profundidad, más contacto. No dejan de besarse mientras sus sexos unidos se devoran y sus senos se acarician entre ellas. El sudor se hace presente entre sus cuerpos y sus carnes queman en una autentica entrega de placer.

Mariana entrelaza sus piernas para que el roce sea más profundo. Sus clítoris húmedos se besan, se acarician, se conocen por primera vez y es perfecto. Samanta siente que empieza a agonizar, ante tanta delicia, ante tanto goce. Sus caderas se descontrolan y toman vida propia en cada arremetida, por un segundo Mariana siente que no aguantará mucho ante la mujer pasional que gime excedida debajo de su cuerpo.

—Si sigues así, me voy a correr, eres exquisita, hambrienta.

Samanta la sostiene por las nalgas y empuja varias veces tomando el control. Sumerge una mano entre sus sexos y arrastra un poco de sus esencias mezcladas y la lleva sus dedos embarrados hacia su boca, chupa y saborea como una enferma sexual y Mariana gruñe ante esa acción.

—Dame duro, con todo lo que tengas.

Mariana obedece, se apodera de sus manos y se las coloca por encima de su cabeza. Busca su boca y arremete contra ella de forma violenta, casi dolorosa.

—Si, así.

—Me vas a enfermar, mujer —jadea la joven sobre su boca.

—Yo seré tu medicina —la actriz sonríe casi hiperventilando.

Sus cuerpos no se detienen. La ojiverde muerde su boca, su barbilla, su cuello, baja un poco y chupa uno de sus pezones endurecidos, para intercalarlo con lamidas degustativas que hacen temblar a cada mujer. La lengua de la joven sigue atrevida sobre el pezón y luego sube dejando un camino húmedo hasta sumergirse en esa boca semiabierta que gime libremente ante su invasión. Es todo lo que necesita Samanta para soltar un grito y temblar debajo de Mariana, la excitación es tanta que teme no recuperarse nunca.

—Bésame —logra decir y Mariana obedece, su sexo palpitando bajo el desgarro del orgasmo más potente que ha sentido nunca, se deshace bajo el líquido caliente que emerge de la vagina de la ojiverde. Samanta recorre su espalda con caricias calientes y las cicatrices no impiden su recorrido. La joven tiembla y la actriz captura su labio inferior tembloroso, bebiéndose sus jadeos. Sentir a Mariana correrse encima de ella hace que se le humedezcan los ojos, es tan perfecta, tan mujer, tan entregada.

—Siéntate en mi cara —pide la actriz luego de ver que la joven está más recuperada.

—No, no, no. No sé si podré soportarlo, me has dejado sin fuerzas.

—Pero con deseos de más, lo puedo ver en tus ojos y yo, necesito beber de ti.

Mariana obedece y tiembla soltando un grito al sentir la cálida lengua de Samanta sumergiéndose entre sus débiles y chorreantes pliegues. Varios lengüetazos, lamidas, chupadas, fueron suficiente para que dejara fluir su líquido caliente por la boca de la actriz por segunda vez. Samanta sonríe y muerde sus muslos. Ambas se miran fijamente, Mariana se deja caer encima de ella y permite por primera vez, en su vida, que una mujer la abrace y acaricie después del sexo.

HOLA:

He publicado un" relato corto" el cual espero disfruten. Gracias...

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