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Juez Turpin +18

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Dedicado a MerceDitaDiaz

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-Prométeme que vas a guardarme el secreto.- Pidió la joven, mirando a Johanna.

-Te lo prometo Beth.

-Gracias. Lo único que tienes que hacer es cubrirme mientras salgo, volveré antes de las 5 de la tarde.- Explicó mientras se ponía su capa, y se cubría con la capucha de esta, a la misma vez que salía por la puerta de la cocina, con cuidado de no ser vista.

Una vez se fue, Johanna corrió hacia la habitación de Elisabeth, encerrándose ahí, e intentando hacer creer a los sirvientes, incluido a Bamford, que estaban juntas en la habitación.

Con sumo cuidado, Elisabeth llegó al mercado de la ciudad, donde compró todo lo necesario. Además de algunos vestidos para ella y Johanna, en agradecimiento a su ayuda.
Cuando estaba a punto de irse, chocó contra la espalda de alguien, asustada levantó la vista, encontrándose con la espalda del dueño de la casa donde vivía. Este antes de girar para gritarle a la persona que chocó con él, Elisabeth giró sobre su eje echando a correr con velocidad, sin esperar que aquel hombre, reconociera el perfume que llevaba.

-Elisabeth- susurró divertido, al verla correr con rapidez hacia una calle, sabiendo que era la que daba la puerta trasera de su casa.

Con tranquilidad camino hacia su casa, dándole tiempo a la mujer a llegar a la casa.

Elisabeth entró con agilidad, subiendo las escaleras y entrando a su habitación, sorprendiendo a Johanna, quien giró mirando la puerta.

-Eres tú- soltó tranquila, al ver a su amiga, a la que quería como una hermana.

-Y de milagro soy yo... choque con la espalda de Turpin, y por poco me pilla- habló como pudo, colocando las cosas en el suelo, y tirándose a la cama, haciendo reír a Johanna.

-Demos gracias que estás aquí, y que no te haya pillado querida. ¿Tienes todo lo necesario?- Preguntó sentándose al lado de ella.

-Si, y te he comprado unos vestidos- dijo con una sonrisa en su rostro, consiguiendo pegarle la sonrisa a Johanna.- Esta es tu bolsa- dijo una vez la agarró, entregándosela.

-Beth... no tenías porque. Gracias.- Habló enternecida, y lanzándose a los brazos de la mujer, abrazándose y riéndose.

-Elisabeth..- hablaron desde detrás de la puerta, ocasionando que las chicas se separaran.

Se levantaron de golpe, mirándose con miedo. Johanna se levantó, posicionándose al lado del sillón, mientras Elisabeth se dirigía a la puerta, no sin antes esconder la capa dentro de uno de los cajones de su cómoda, y remover las sábanas de debajo de su capa, para despistar, intentando confundir las pruebas.
Con tranquilidad abrió la puerta, encontrando a Turpin detrás de esta.

-Señor... ¿en qué lo puedo ayudar?- Preguntó tímidamente.

-Me gustaría hablar contigo a solas- dijo en voz alta, consiguiendo que Elisabeth abriera la puerta por completo, mostrando a Johanna.- Ve a tu habitación- pidió mirándola serio, provocando que esta saliera con rapidez de la habitación, no sin antes susurrarle un "suerte". Elisabeth se hizo a un lado, dejando así que el hombre entrara a su habitación.

-¿De qué quería hablar?- Preguntó una vez el hombre entró en la habitación, cerrando la puerta detrás de él.

-Quiero que me digas la verdad. Si mientes, tendré que castigarte Elisabeth.- Susurró acercándose al oído de la mujer, provocando que esta saltara.