Frank Benson

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Dedicado a Nic_al_29

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La calle estaba repleta de transeúntes, corriendo o caminando, intentando llegar a su destino lo más rápido posible.
Algunos de ellos se detenían a mirar al grupo de 3 hombres, que caminaban trajeados y con tranquilidad.

Frank se encontraba en medio de sus dos guardaespaldas, quienes estaban atentos a su alrededor, por si hubiera algún peligro.

-¿Papa?- Este al oír aquello giró sobre sus talones, encontrándose con una niña pequeña.

Los guardaespaldas del general se colocaron con rapidez delante del hombre, protegiéndolo.

-¿Se puede saber que estáis haciendo?- Interrogó.

-Nuestro deber es protegerlo señor.- Hablo uno de ellos.

-Hay enemigos que usan a los niños como señuelos- explicó el otro.

-¿Acaso creen que utilizarían a mi hija?- Preguntó de manera irónica, sorprendiendo a los guardaespaldas quienes lo miraron incrédulos.- Si no tenéis nada más que decir, haceros a un lado.- Ordenó, pasando entre ellos, y agachándose frente a la niña.- Hola Amy- saludo de manera tierna, abriendo sus brazos, para que la pequeña se lanzara a ellos.

Frank la abrazó con amor, dejando besos en su cabeza, y sobando su espalda. La había echado mucho de menos, tanto a ella, como a su madre.
Se levantó con ella aún en brazos, y en cuanto fijo su vista al frente la vio.
























Flashback....

La cafetería estaba abarrotada, apenas había hueco para pasar, y no era para menos. Hacía poco que había abierto, pero aun así sus cafés y dulces estaban para chuparse los dedos y repetir.

Mientras una joven intentaba salir del local, un hombre de unos apenas 30 años, estaba a punto de entrar, si no fuera porque la joven en cuestión fue empujada, obligando al hombre a caer con ella contra el suelo.
Esta al darse cuenta de su torpeza se levantó con rapidez.

-Lo lamento mucho. No fue mi intención. Espero no haberle hecho daño, y si le he dañado el...

-Tranquila, son accidentes.- La interrumpió el hombre, dedicándole una sonrisa, que calmaron los nervios de la joven.

-Gracias.- Respondió con una sonrisa, ante el perdón del hombre.

-No tiene por qué.- Le dijo entrando al local.

Los días siguientes, ninguno de los dos volvieron a encontrarse, solo una semana después, la joven oyó la puerta del local abrirse, viendo como aquel hombre entraba por ella.

-Buenos días. Bienvenido a la Cafetería Mei. ¿En qué le puedo ayudar?

El hombre la miró sonriente al reconocerla, y no puedo evitar preguntar su nombre.

-Soy Frank, y ¿usted es...?

-TN, mi nombre es TN- contestó sonriente.

-No sabía que trabajabas aquí.

-Y no lo hago- Frank la miro con las cejas alzadas, mientras TN sonreía divertida.- Es mi local. Junto con el gimnasio que hay delante de él. Supongo que es un poco cruel construir un gimnasio y una cafetería cara a cara.- Explico encogiéndose de hombros.

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