George Sheriff de Nottingham

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Segunda parte

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Las primeras semanas fueron muy incómodas tanto para TN y George.
Ella había aceptado quedarse en palacio, solo para que Adriel pudiera estar cerca de su padre, cosa que sucedía.

George desde el primer momento, se acercó a su hijo, cogiéndolo en brazos y jugando con él, al igual que a la hora de comer, siempre lo sentaba en su regazo, y lo alimentaba con papillas.
TN se sentía feliz de ver a su hijo cerca de su padre y de ver como se divertía, pero no estaba cómoda cada vez que George intentaba acercarse a ella.




















-Adriel, vamos, tienes que comer cariño- le decía, intentando calmarlo, pero este solo lloraba y rechazaba la comida- ¿Qué te pasa, cariño? ¿Estás enfermo?

La preocupación de TN crecía a cada momento, no entendía el porqué de su estado. Lentamente, lo levantó y lo llevó a su cuna, iba a meterlo cuando se le calló el gorrito del pequeño.
Se agachó agarrando bien a su pequeño. Al recoger el gorro, giro su cabeza hacia una de las patas de la cuna, observando un muñeco de barro atado a la cama. Al llevar su mano, y cogerlo, Adriel comenzó a llorar con más fuerza.
Rápidamente, llevo el muñeco hacia el cuenco de agua, sumergiéndolo, provocando que se deshiciera dentro del agua, encontrando un mechón de pelo de negro flotando en el cuenco.

-Será.. - TN salió en busca de su tía, mientras veía a Adriel más relajado y calmado.

Estaba a punto de llegar a la habitación de la bruja, cuando la oyó hablar con el Sheriff. Se acercó rápido a ellos, llamando la atención de los dos.

George al verlos sonrió. Extendió sus brazos, para cargar a su hijo, quien se inclinó hacia él.
Una vez TN estuvo segura de que George lo tenía bien sujeto, se giró mirando a su tía, golpeando su mejilla con fuerza, sorprendiendo a George.

-Que sea la última vez, que intentas maldecir a mi hijo, maldita bruja.- Escupió con odio- ¿No te basto con hacerme la vida imposible? Nunca, vuelvas a acercarte a él, tú no eres nada para él, y jamás lo serás.- TN se giró mirando a George, para cargar a su hijo e irse de ahí hacia su habitación.

Mortianna la miro con odio, queriendo maldecirla y matarla, y estaba a punto de hacerlo cuando sintió algo frío sobre su garganta.

-¿Has intentado maldecir a mi hijo?- Gritó colérico, asustando a la bruja, y llamando la atención de TN, quien se giró viendo la escena.

-M..mi s..señor.. e..el niño.. es..esta.. en..enfermo- explicó, pensando que TN ya no estaba, y podía salvarse.

-Adriel no está enfermo, y nunca lo estuvo. No lo estuvo hasta hace un par de días, cuando tú decidiste poner el muñeco de barro, y cortarle varios mechones de pelo, para poder concluir la maldición.- Contraataco, mirándola con odio.

Al fijarse en el brazo de su tía, vio el brazalete. Sonrió.

-Es irónico, que el brazalete que hayas utilizado para maldecirme ahora este en tu muñeca.- Mortianna temerosa, intentó quitárselo, pero un dolor agudo se lo impidió.- Di la verdad, ¿has intentado maldecir a mi hijo?- Pregunto de manera lenta, sabiendo que si mentía, el dolor sería horrible.

-Yo jamás haría algo así, ¡aaah!- Gritó agarrando su muñeca, y cayendo al suelo debido al dolor.

-¡Guaridas!- Gritó George, haciendo que estos llegarán con rapidez hasta a él.- Sacar a esta bruja de aquí. Jamás volverás a pisar el castillo, es una orden- habló claro, provocando que Mortianna gritara por piedad, mientras los guardias se la llevaban.- TN.. yo...

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