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Juez Turpin

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RapMuse

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-¿TN?-La llamó preocupado

-Tio Beadle..

-Mi niña, mi pequeña niña...

El hombre se acercó a ella con rapidez, envolviendo sus brazos alrededor de su cuerpo, escondiéndola en su pecho, queriendo que sintiera el amor que le habían arrebatado hace menos de dos días.

-No voy a decirte palabras bonitas, sabes que no soy de esos, es un dolor que jamás se irá, pero acabarás viviendo con él y acostumbrándote... No es fácil perder a tus padres, lo sé por qué Natalie y yo pasamos por eso, pero a diferencia de tu madre y yo, tú me tienes a mí. Tal vez no sea el mejor tío del mundo, pero haré todo lo que esté en mi mano para ayudarte.

TN asintió agradecida, sentía que algo en ella se calmaba gracias a las palabras de su tío, pero sabía que el dolor que tenía dentro no se iría, y también sabía que no podría vivir con su tío mucho tiempo.

-Gracias Tío, te lo agradezco.

-Vamos, te llevaré a la mansión Turpin.

-¿La mansión Turpin?- Preguntó mientras iba detrás de su tío.

-Trabajo para el juez Turpin, con lo cual vivo con él. Ya está informado sobre tu llegada.- Explicó rápido y escueto.

TN asintió, y durante el camino, solo le preguntaba cosas del juez, pues tenía que saber con quién iba a convivir, o quién era ese juez.
Al llegar a la casa, espero que su tío bajara para luego seguirlo.

-Buenos días, señor Bamford- saludaron las sirvientas.

-Buenos días, os presento a mi sobrina TN se va a quedar un tiempo.

TN mostró una sonrisa de oreja a oreja, llamando la atención de varios sirvientes al verla tan viva, pues en Londres muchos estaban apagados o sin ganas de sonreír.

Una vez instalada, Bamford la dejó sola, con lo cual ella decidió investigar un poco la casa. Miró donde podía entrar y no, y finalmente, se dejó llevar por su curiosidad, entrando a la biblioteca, donde sus ojos soñadores con todos aquellos libros, no dejaban de mirar, y donde sus pies nunca pararon de caminar, provocando que aquella joven chocara contra un cuerpo, cuerpo que detuvo su caída.

-Lo siento... Yo...- Dijo, antes de ver a aquel hombre a los ojos, sintiendo que podía morir y revivir ahí mismo, gracias a él.

-Me supongo que debe ser la sobrina de Bamford, la señorita Ferinton.- Dijo, sin poder apartar su mirada del rostro de la joven, y sin poder alejar sus manos de la espalda de esta. Pues según él, nunca había visto una mujer tan bella, ni siquiera Johanna, quién se había escapado hacía tres años con aquel marinero, se comparaba con TN.

-Sí... Señor Turpin..- habló con timidez.

Los días pasaron, pero ninguno de los dos podían mantenerse lejos, como fuera, siempre se encontraban, no importaba si uno estaba al otro lado de la mansión, o por la ciudad, el destino siempre los unía, una y otra vez.

-¿Un baile?

-Si, mi niña, un baile. Debes asistir para buscar a tu futuro marido.- Dijo con calma el hombre.

-Pero tío... Aún no deseo casarme... Sé que es mi deber, pero... ¿Puedo tener unos meses más? Le prometo que conoceré a los jóvenes, y si hay algún interés, no dudaré en casarme, pero si no encuentro nada, deme unos meses más de libertad.- Pidió, mientras miraba a su tío ojos de cachorro.