Capítulo 3

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Entro a casa con un leve dolor de cuello, no fue buena idea dormir en el autobús, maldigo a mi hermano en voz baja, cómo fue posible que me convenciera para llevarse la herencia más importante de mamá.

- Hola, ya llegue; anuncio con una leve sonrisa, que torpe soy, no hay nadie que pueda oírme en esta en casa.

Abro la habitación de Emma, ella está dormida, le doy un beso en la frente y salgo con mucho cuidado.

"Tengo la casa para mí"

Muerdo mi labio inferior, saco mi celular y pongo la canción con la que arme una coreografía hace años, no sé, pero me siento muy sexy y empoderada bailando con este tema.

- "I can boogie, boogie, boogie"; canto con energía mientras comienzo a tocarme con sensualidad y despeinarme a la vez, olvidando por completo el dolor de cabeza y del cuello, que delicia bailar sola en casa.

Me muevo de atrás hacia adelante, sacudo mi cabello y toco mis caderas mientras muevo la pelvis, cierro mis ojos y me entrego a la melodía, como si estuviera sobre un escenario, yo soy la reina, la diosa, la indomable, me muerdo el labio inferior y comienzo a girar con los brazos abiertos, como un trompo.

- Te estás preparando para una noche de talentos "triple X"

Escucho la voz de mi hermano y mi cuerpo se tensa.

- ¡Carajo Vlad, me asustaste!; lo regaño mientras corro a apagar la música.

- Dios, aprovechas que nadie más puede escucharte

- ¡Cállate!

- Cálmate con la música o dejarás sorda a Emma, ok, pésimo chiste; se retracta mientras toma asiento en el sillón, como lo hacía papá, son tan parecidos.

- ¿Qué haces aquí?, se supone que llegarías otro día; espeto mientras el dolor de cuello vuelve, maldito Vlad, cortó mi inspiración.

- No, dije que podían ser más días si no iban a reemplazarme, pero adivina, fueron y ahora estoy aquí, además Emma tiene más confianza conmigo, ya sabes, por lo de su presentación

Lo miro con cara de poco amigos, porque tiene razón, se supone que debería ser al revés, porque ambas somos chicas, pero mi hermano también es como una hermana, ustedes entienden.

- Sí claro, y qué tal el viaje; le pregunto más entusiasmada.

- Bien

- Solo... bien; replico con los ojos fruncidos.

- ¿Qué?

- No sé, alguna persona... nueva; comento divertida.

- Sí, conocí a alguien, nos besamos un par de veces; avisa con una mirada perdida, como si volviera a ese momento, pero también noto nostalgia.

- Suena bien, ¿Quién es?; pregunto más animada, sin saber lo que oculta su corazón.

- Y yo qué voy a saber; se encoge de hombros mientras se pone más cómodo en el sillón.

Error mío, no se pregunta quién es, sino, cómo se llama, porque cuando ligamos con alguien por unos días, solo sabemos su nombre, lo demás se pierde en sus pantalones, me río para mis adentros por mi propia deducción.

- Ok, ¿Cómo se llama?

Saber quién es, incita a pensar que él o ella sabe algo sobre la vida de su ligue, más que su nombre.

- Teo y besa como los dioses

Silbo con ganas mientras le lanzo un cojín viejo, entonces me pongo cómoda en el sofá para escuchar los sucios detalles.

- ¿Cogieron?

- Que corrientes eres; me reprende mientras me devuelve el cojín, lo esquivo con éxito.

- Sí o no

- Sí, como unas cinco veces, ¿contenta?; espeta sin dejar de reír.

- Eres una pe...

- Cuidado con lo que dices, que tú no te quedas atrás; me reprende mientras me muestra el dedo índice.

- Persona que no desaprovecha ningún viaje; aclaro mientras asiento con lentitud, como si jamás hubiera tenido la intensión de llamarlo perro.

- ¿Y tú?; me interroga mientras le quita la envoltura a un dulce.

- ¿Qué?; me hago a la desentendida.

- Aún nada serio con alguien

Desvío la mirada y me encojo de hombros, obvio que no le voy a decir que hoy cogí con Bruno, mi hermano sabe que tengo una relación abierta con él, pero no pasa nada más, nos gusta tener sexo y es todo, cuando él quiere, cuando yo quiero, eso hace que gastemos mucho en buenos condones, pero eso es mejor que comprar pañales, en fin, mi última relación fue hace más de un año, lo conocí en el museo y después de buenas noches en su casa, él decidió terminarme, dijo que solo se sentía bien cuando teníamos sexo y que no podía hacerme eso, qué asco, en fin, hizo su vida y yo continúo con la mía.

- No, estoy bien así; le aclaro con mucha seguridad, porque es verdad.

- Bueno, como digas

- Y... algo más sobre tu último romance; interrogo interesada.

- Déjame pensar... no; dice con una gran "O".

- ¡Ay!, vamos, esfuérzate un poco, cogieron cinco veces

- Sí, me falto decirte algo más de Teo, deje algo incompleto; dice con seriedad.

- ¿Qué?; pregunto asustada.

- Su... su...

- ¡Su... habla!; exijo con los ojos bien abiertos, me desespera.

- Su... apellido es Belmonte, Teo Belmonte; comenta con drama y yo le devuelvo el cojín, el cual no puede esquivar.  

NOTA

"Oh por Dios, esto se pondrá bueno" ;) 

XOXOXO

No Se Enamoren de Ari (Por favor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora