Capítulo 27

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La semana pasa muy rápido y mis acciones tienen sus reacciones, Milán no ha vuelto a la tienda, ni a mi casa, ni a nada, solo algunas llamadas, pero prefiero que vuelva a ser un completo desconocido en mi lista de contactos y como era de esperarse, su familia tampoco ha vuelto a la tienda.

Bruno también está ausente, creo que muy ocupado en el trabajo, tampoco me importa. Falta una hora para que cerremos y yo ya estoy lista para mi propia fiesta, Vlad vendrá por mí, él ya sabe lo que me pasa y quiere hacer un brindis en honor a los niños ricos.

Llega a tiempo, viste una chamarra larga color marengo, casi hasta las rodillas, pantalón de mezclilla del mismo color y tenis negros, se ve relajado, parece que él ya empezó con la fiesta.

- Estás como quieres; bromeo.

- Estoy como se me da la gana; contesta con una gran sonrisa.

- ¿Desde qué hora?; pregunto y sabe a lo que me refiero.

- Desde hace una semana puede ser; confiesa mientras me rodea con su brazo, huele a cerveza y cigarrillos de menta.

- Chistoso

Yo también estoy de negro y no es casualidad, llevo puesto un pantalón jean, un top sin mangas, una chamarra de plumas y unas zapatillas blancas.

- Dijiste todo de negro; se queja al ver mis zapatos.

- Es que hoy mis pies se sienten felices, y quieren demostrarlo en la pista de baile; aclaro como si fuera obvio.

Sí, estoy vestida de negro porque también es un día de luto, no literalmente, pero hoy entierro el sentimiento que estaba naciendo y que yo misma maté el lunes, también soy la asesina, también soy la responsable como me dijo Vlad, y por ende también estoy sufriendo por ello.

- Y porque la vida es "el ying y el yang", puede existir la tristeza, pero también hay mucho que celebrar, la misma vida, la música, los cigarrillos, el...

- El sexo

Lo codeo con un puchero mientras volteo los ojos.

- Deja de ser corriente por un segundo; le regaño.

- ¡Los hombres y sus nepes!

No puedo evitar reír y lo hago con ganas, mientras repito sus palabras.

- ¡Los nepes y sus hombres!

- ¡Sí!; grita mientras me levanta del suelo y me hace dar vueltas.

- ¡Vlad, para!; mascullo después de un chillido acompañado de una carcajada.

No sé qué haría sin mi hermano. Llegamos a nuestro viejo lugar de adolescencia, sigue igual que antes, no hay muchas personas y eso me alegra, los recuerdos invaden mi mente, en este lugar mi hermano me confesó que era gay y yo me atoré con mi primer trago, entonces entendí la razón por la que mi hermano me despachaba y se quedaba en compañía de un amigo, tuvo suerte de que no me gustaba, en verdad la tuvo.

- Ponte cómoda, me disculpa por no haber barrido y secado el piso, es que aquí las fiestas son constantes, como cada hora; se disculpa mientras se sienta a mi lado.

Estamos en una caseta en forma de hongo, bastante descuidada pero estable para soportar y albergar a personas felices con unas copas de más como nosotros, porque es uno de los pocos lugares públicos donde los policías no te dicen nada, y si lo hacen, los callas con una botella más barata de lo que tú consumes.

- No se disculpe, esta es la esencia de este lugar, si fuera diferente, nadie vendría aquí a tomar; bromeo.

- ¡Que viva la libertad!

No Se Enamoren de Ari (Por favor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora