- ¡Mierda!; espeta Bruno en un tono adolorido, acompañado de una mueca de dolor.
- Pero miren a quien tenemos aquí; anuncio con cierta efusividad, mientras arqueo una ceja, Bruno está apoyado en su moto.
- Me duele el trasero; avisa al mismo tiempo que se endereza con la ayuda de sus manos en la espalda baja.
No sé cómo mirarlo, me da gracia y pena a la vez, no, más gracia que pena, él se lo busco.
- Entonces, ¿Por qué trajiste la moto?; pregunto en un tono jocoso.
- Porque no podía venir a pie
- O... podías quedarte en casa y descansar tu trasero; aclaro como si fuera obvio.
- Me usas y luego no quieres verme, cierto; dice dolido.
Me acerco a él y enrollo mis manos en su cuello, estamos a uno centímetros de distancia, siento sus manos en mis caderas, las agarra con fuerza.
- ¿Sí?; pregunta divertido.
- Tal vez un masaje te ayude; musito con una sonrisa cerrada y siento como me aprieta un poco más.
- ¿De quién?; pregunta con una mirada penetrante hacia mis labios.
- Mi hermano hace buenos masajes, su especialidad son las pompas
Ni bien termino la provocación, besa mis labios, sin más remedio accedo a que sea un beso largo, estaba tomando, distingo el sabor a trago barato, solo se escucha el ritmo de nuestro beso, estamos a una cuadra de mi trabajo, así que está bien.
- Vamos a mi casa, te pondré una pomada
Sonríe mientras abre los ojos, conozco esa sonrisa y me apresuro a advertirle.
- Y... solo eso, sabes las reglas, a menos que quieras que mi hermano se meta
- Creo que no se puede quejar, me tiene ganas desde que nos conocemos
- Eres un pendejo, sube a la moto; le ordeno con una leve sonrisa.
A Bruno ya le actualice lo que pasó con mi hermano, y que volví a ver a su amiga en el museo.
- ¿Qué tal el museo?; me pregunta en una parada de semáforo.
- Si tu pregunta se inclina al grupo de ayer, no vi a Charlotte ni a Ava, hoy salí a guiar cuatro veces; aclaro mientras me acerco un poco más a su espalda.
Cuando voy en su moto, me gusta agarrarme de la parte de atrás, más que un gusto, es un capricho, ya que él insiste que me sujete a su cuerpo, el viento eleva mi cabello lacio y me riño por no haberlo atado antes de subir.
Dejamos de hablar porque las siguientes calles están vacías y va a gran velocidad, entonces recuerdo la conversación con mi hermano cuando llegué a casa el día de ayer, Vlad intentó fingir que no le afectó lo que había pasado en la mañana y que su relación con Teo, en efecto, se reduce a nada, porque el ultimo día que se vieron, Teo le había dejado en claro que no quería una relación seria con alguien que sea de su mismo sexo, eso le dolió demasiado a mi hermano, porque solo necesitó esos días para quererlo de verdad, pero lo acepta y esa es otra de las razones que lo impulsó para regresar más antes de ese viaje, no podía seguir viéndolo, le dolía; ahora que está con otro chico, no sé por cuanto, espero que lo supere y siga con su vida.
Paul y sus amigos volverán a Estados Unidos dentro de dos semanas, las promesas de matrimonio y besos intensos quedarán en el pasado, eso lo sabemos bien, pero a Vlad le quedará una persona pendiente en este país, que supuestamente vivirá en otra ciudad y no aquí, me pidió que no le dé información de él a Teo, si es que vuelve por el museo, no quiere saber de él, de todas maneras esta misma noche sale de viaje con el grupo de extranjeros hacia otras ciudades, tal vez sea el tiempo suficiente para que ambos se olviden, dos semanas.
- Vlad, ya llegue
- Yo también; me sigue Bruno en tono burlón.
- ¡Hola! y ¿hola?; nos saluda Vlad con los ojos entre cerrados.
- Cuñado
- Ya quisieras; ataca Vlad mientras se abre paso para llevar su maleta a nuestro coche, oh no, lo olvidé, no volveré a tener transporte personalizado.
Lo ayudamos con algunas cosas y está listo para partir, me da un abrazo largo y me pide que este pendiente de nuestra hermana, como si no lo hiciera, en fin, le digo que no se preocupe.
- Bruno
- Vlad; corresponde con cierta seriedad fingida.
- Sabes las reglas; le aclara mientras le apunta con el dedo a manera de amenaza.
- Está aquí porque se lastimó la espalda luego de caer de la mesa; aclaro y me arrepiento por dar explicaciones.
- No quiero imaginar cómo paso; espeta mi hermano en un tono horrorizado mientras sube al coche.
- Crees que todo es sexo, fue algo serio; le digo con una mirada de reproche.
Y en cuestión de segundos ambos se ríen, niños, volteo mis ojos y entro a casa, Bruno me sigue. No doy ni tres pasos y me encuentro con mi hermana, aún está despierta, eso me sorprende. Bruno la saluda y yo también, luego de darle un beso en la frente, le pregunto cómo estuvo su día y si hizo los pendientes, ella asiente y le pido que vuelva a la cama. Mamá y papá se dieron cuenta cuando mi hermanita tenía varios meses de nacida, lloraron mucho y prometieron cuidarla y amarla por el resto de sus vidas, ahora es el turno de sus hermanos, la veo irse, es casi de mi tamaño, será alta como papá, es una niña muy linda, tiene el cabello lacio como el mío y el de mamá, sin dejar de lado los hoyuelos de papá, le gusta el color rosado y le encanta contar chistes, es mi adoración.
- Tierra llamando a Ariana, tierra llamando a Ari; me molesta Bruno.
- Sí, la pomada, ya voy por ella, recuéstate en el sofá e intenta mantener el pudor, hay menores en casa; le advierto mientras me alejo.
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No Se Enamoren de Ari (Por favor)
Novela JuvenilAriana sabe cómo provocar la inestabilidad en una sociedad conservadora, la cual es sinónimo de aburrimiento en su vocabulario, sin embargo también tiene presente el poder que puede ejercer en su mundo, ya que la rutina de Ari se basa en regalar su...