XXXIX

712 40 1
                                    

ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS +18. LEÁNLO CON DISCRECCIÓN.


Me desperté con la poca luz que entraba por la ventana dándome en los ojos y un centenar de besos en mi cuello y espalda.

El ligero olor a menta que siempre quedaba del aroma de Draco hizo que sonriera, aún con los ojos cerrados, y girara sobre mi misma para ponerme cara a cara con el.

-Buenos días, mi amor- dijo, besándome la cara ahora.

-Podría acostumbrarme a esto...-dije, estirando un brazo para agarrarle de la cara y darle un beso en los labios.

-Y yo- susurró -¿Te lo pasaste bien en la fiesta?

Después de ese ataque de drama de Scorpius, l fiesta fue sobre ruedas. Hubo una deliciosa cena de mi comida favorita: lasaña boloñesa y tarta de queso y helado de yogurt de postre. Después estuvimos un rato bebiendo (moderadamente, no como en las fiestas que nosotros organizábamos) y finalmente, volvimos a Hogwarts. Yo, sin siquiera dudarlo ni un momento, me aparecí directamente en la oficina de Draco, para terminar de pasarme con el uno de los mejores cumpleaños de mi vida.

-Fue increíble, Draco. ¿Como lo hiciste? Mi familia, mis cosas favoritas...

-Bueno, tengo mis recursos...- dijo, intentando sonar misterioso.

-Si, de nombre Scorpius y apellido Malfoy.

-Alguna ventaja tendré que sacar de que mi hijo me prohíba besarte cuando él esté delante.

Su hijo...

Algo en mi vientre se contrajo. Por algún motivo, el haber mencionado la palabra "hijo" en la conversación, me hizo hundirme en un sentimiento extraño... el deseo... y... la nostalgia.

Yo nunca había tenido claro que quería tener hijos. Posiblemente, porque debido a los genes "dormidos" que portaba por mi madre, iba a ser casi imposible para mi concebir. Y más aún, contando con que mi padre era muggle... pero ahora, que se que esos genes están despiertos y que mi imprimado es Draco...

Pero claro, Draco me doblaba la edad, y quizá, no entrara en sus planes tener más hijos... y quizá, menos conmigo...

Pensé en sacar el tema, en hablarle sobre ello, sobre cómo, se la noche a la mañana, había decidido que quería niños... pero estaba tan segura de que iba a rechazar la idea, que descarte simplemente mencionarlo.

-Hey, ¿que pasa?-dijo, preocupado, al ver que yo me había quedado pensando y no le decía nada.

-No te preocupes- conteste. Intentando sonreír- cosas de loba, supongo. La madurez de la veintena, que me pone triste.

El se rio y me abrazo, dándome un beso en la cabeza.

-Claro, supongo que tener veinte años debe ser difícil.

-No es que sea difícil, es que...- me acaba de nacer el instinto maternal y se que tú no vas a querer más hijos. Deje el resto de la frase en el aire- da igual- dije después.

-Esta claro que si te afecta tanto, no da igual. ¿Qué pasa, amor?

Negué con la cabeza, escondiendo la cara en su cuello, forzándome por no verle a los ojos.

-Charlotte...-Dijo cariñosamente, acariciándome el pelo -cuando estes lista, puedes decírmelo.

-No hace falta que te diga nada, se tu respuesta. Solo tengo que aceptarla.

-¿Es algo que ya hemos hablado?- dijo curioso.

-No- confesé.

-¿Entonces como conoces mi respuesta?

Amor veneno - DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora