XXXI

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-Vamos a llegar tarde-regañé a Scorpius.

-Me da igual...-se quejó, escondido bajo sus sábanas y mantas.

-Bueno, pues allá tú, pero yo me niego a llegar tarde a pociones, voy muy atrasada.

Cerré la puerta del cuarto de Scorpius con un gran golpe y Albus y yo salimos para ir al salón donde la mayoría de nuestros compañeros ya estaban allí.

-Entonces... ¿sí aceptó?-me susurró Albus.

-Al, por favor. No es el momento. Y ya te lo he explicado mil veces. Llevas una semana insistiendo con lo mismo.

-Es que sigo flipando. ¡Te vas a cas...!

-Shhhh-le interrumpí, mirando a mi alrededor- Estamos en medio de clase, Albus. Por favor, cualquiera puede escucharte.

Él rodó los ojos.

-¿Y cuándo?-insistió.

-No lo sabemos. Obviamente después de que le digamos a Scorpius.

-Vale, ósea que tengo que empezar a hacer dieta para que me quede bien es esmoquin.

Solté una risita mientras apuntaba lo último que no estaba explicando el profesor para una función de regeneración medicinal.

-Pareces más atenta a la clase que de normal.

-Antes era la mejor en pociones y he estado descuidado la asignatura, así que quiero volver a ponerme al día. Así que, hazme un favor y cierra el pico.

El resto de la mañana paso con tranquilidad y Albus y yo nos dirigíamos al Gran Comedor para ir al almuerzo.

-¡Dursley!

Me giré frunciendo el ceño, sin saber por qué Jacob me estaba llamando.

Su corazón latía con fuerza y se le veía muy nervioso.

-Hola, Jacob. ¿Pasa algo? No me digas que Scott se ha vuelto a meter en líos, por favor, porque como vuelva que tener que volver a restarle puntos a mi cada por ese...

Michael Scott era un mago de quinto año de mi casa, con muchas ganas de conquistar el mundo y el corazón de todas las chicas del colegio, independientemente de su edad. Ya había perdido la cuenta de las veces que le habíamos pillado ligando de forma un tanto... extravagante con varias alumnas de varias casas. O incluso, en situaciones íntimas en los baños... definitivamente era un chaval que no conocía los límites y le iba a costar a Slytherin la Copa de las Casas de este año.

-Oh, no. Scott ni ha hecho nada de momento. En realidad, no venía a hablarte como prefecto.

-Oh, ¿qué ocurre?

Mierda, me había olvidado de que Albus me dijo en Año Nuevo que quería volver a pedirme salir.

-Em...-dijo, mirando a mi primo.

-Yo me voy, voy a ver si Scorpius ha bajado a comer al menos. Sino, te espero para ir a contarle al señor Malfoy, ¿de acuerdo?

La mención de Draco hizo que sonriera ampliamente.

-Claro, ahora voy.

Albus me dio un beso en la mejilla y se fue riendose por lo bajo.

-No le rompas el corazón, Dursley-dijo, sabiendo que solo yo le oiría.

-¿Qué ocurre, Shepherd?-sonreí algo tensa a mi compañero.

-Bueno, me estaba preguntando si te apetecería ir este fin de semana conmigo a tomar una cerveza de mantequilla a Hogmeade. Yo invito.

Amor veneno - DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora