XXXVI

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[POV DRACO]

Cuando nos aparecimos en la casa de mi madre, sentí que iba a vomitar.

-Tengo que volver, madre. No puedo dejarla sola.

-Draco, hijo-dijo mi madre, con voz tranquilizadora-ella te ha pedido que confíes en ella. Espera aquí la hora, ¿si? Todo irá bien.

La miré dudoso, y sentí que se me llenaban los ojos de lágrimas.

-¿Como he podido dejarla sola? Soy el peor prometido...

-¿prometido?-dijo mi madre, atónita.

Mierda, Charlotte y yo habíamos acordado decírselo a mi madre juntos, en persona, porque los suyos se habían enfadado bastante al enterarse por carta.

-Se supone que íbamos a decirtelo al regresar de ver a los animales... entre los metamorfos hay unas costumbres, se llama la ceremonia de imprimación. Bueno, su nombre es bastante explicativo. Es su manera de formalizar y celebrar las improntas. En nuestro caso, como somos pareja, sería una especie de boda.

-Ya veo. Bueno, seguro que mi nuera es capaz de sobrevivir a unos pocos furtivos. Está protegida por los hipogrifos, además.

-Espero que tengas razón, madre. No se que será de mi si Charlotte no...

Sentí que se me quedaba la voz en un puño en la garganta, como si me apretaran el cuello.

Mi madre pidió a ni elfina domestica que nos preparara un té y yo, tirado en uno de los sillones con un estampado de rosas de su salón, no podía sentirme más fuera de lugar.

Los minutos en la casa de mi madre pasaron como horas y estaba tentado a empezar a morderme las uñas.

-Draco, hijo, ¿no deberías volver a tu oficina?

-¿A qué?-pregunte, confundidísimo-Voy a esperarla aquí.

-Pero ella dijo que se aparecería en tu oficina...

-¡Mierda! Estaba tan nublado, vale, me voy, mama. Te escribiré en cuanto sepa algo de ella, ¿de acuerdo?

Me acerqué a mi madre, le di un beso en la frente y me aparecí en la mitad de mi oficina.

Charlotte aún no había llegado y quedaban 10 minutos para que se cumpliera la hora que me había dado de plazo para volver a buscarla.

Empecé a andar nervioso por toda la oficina cuando escuché un chasquido a mi espalda.

-¡Charlotte!

Una Charlotte medio desnuda y llena de barro y sangre apareció en la mitad de mi oficina, con su bolso al lado.

-Dios, Charlotte, ¿qué ha pasado? ¿estás bien?

Ella respiraba con dificultad, pero podía moverse.

-Tranquilo...La sangre... no es mía... o al menos... no toda...

-Tengo que llevarte a la enfermería a que te miren-dije, mientras la cogía.

-¡No! Estoy... desnuda... y no hay manera de... explicar esto...

-¡Pero estás herida! Tenemos qué...

-Llévame a mi... habitación, por favor...

La miré dudando, porque aunque se notaba que mucha sangre que la cubría no era suya, no podía preocuparme por el corte largo y profundo que tenía en su pierna izquierda y la herida oscura que había en su hombro.

-Charlie... creo que es una herida de bala. Tengo que llevarte a la enfermería.

-Mi habitación, Draco. Ahora. Confía en mí-dijo, apoyando su cabeza en mi pecho y cerrando los ojos.

Amor veneno - DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora