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No podía que creer que esto fuera real. Que ya estuviera allí.

La última prueba del Torneo. La competición puramente física y mágica. Nada de rescates o de enfrentamientos a criaturas mágicas. 

Simplemente los tres Campeones, cuerpo a cuerpo. En busca de la Copa de los Tres Magos.

No sabía que esperar de esta prueba. Draco me había hablado del laberinto que hubo en el Torneo que se realizó cuando él era estudiante. Pero, obviamente, las pruebas variaban de un año a otro.

-Vamos, Charlotte, relájate. Sabes que eres la mejor.

Draco estaba sentado en un banco dentro de la tienda de campaña que se me había asignado. Hoy los Campeones estábamos separados en tres tiendas distintas, lo cual era un alivio, porque Draco y yo podíamos actuar con más naturalidad de la que estábamos acostumbrados en estas situaciones. 

-Estoy terriblemente nerviosa, Draco. ¿Qué será? Es decir... Una prueba física. ¿Una carrera? ¿Una pelea? Pueden ser tantas opciones...

-En realidad, no muchas más de las que ya has dicho. Venga, Charlie. Relájate. De verdad, lo vas a hacer genial.

-Psssst, psssst...

Alguien chistando detrás de la tela de la tienda nos llamaron la atención. Draco se levantó y en dos zancadas retiró levemente la tela. Las cabezas de Scorpius y Albus asomaron por debajo de su brazo. 

-¿Qué hacéis aquí?-dijo él, y usó un tono tan serio que pude imaginarme perfectamente su ceño fruncido- se supone que es un sitio reservado para Campeones y Tutores.

-Ningún sitio está prohibido para nosotros, Draco. ¿Te has fijado que sólo puedes ver sus cabezas?

Él volvió a mirar en su dirección y, efectivamente, las cabezas flotantes de Scorpius y Albus sonrieron y se movieron en el aire.

-A veces olvido que eres el hijo de Potter, Potter.

Los tres nor reimos por la frase tan tonta que había hecho y las cabezas de mis amigos entraron en la tienda.

-En realidad, Albus tenía intención de entrar y dejar la capa directamente para asustaros, pero yo me negaba a entrar sin avisar en un sitio en el que esteis solos.

Me aguanté una risa y asentí, levantando mi dedo pulgar.

-Buena decidión, Scorp.

-Repito, porque parece que no me habeis escuchado la priemra vez, ¿qué hacéis aquí?

-Sólo hemos venido a darle ánimos a Charlotte, papá. No eres el único que se preocupa por ella, ¿sabes?

Albus asentía en silencio. Supongo que porque para él la situación seguía siendo un tanto incómoda. 

-Venid aquí, anda- extendí mis brazos y ellos sin dudar ni un momento, andaron al compás para envolverme en un gran abrazo.

Me sentí inmediatamente mejor. Draco era mi sitio favorito en el mundo, pero mis mejores amigos eran mi lugar seguro, mi paz y tranquilidad.

-Gracias, lo necesitaba-les dije en voz baja, para que sólo me escucharan ellos.

Ellos me apretaron con más fuerza y justo cuando estaban separándose, la ya conocida trompeta que indicaba el inicio de la prueba sonó por todos lados. 

-Esa es tu señal, lobita-dijo Scorpius, con una sonrisa. Yo le enseñé mi dedo medio con una sonrisa irónica, mientras Draco venía a mi lado y me agarraba de la cintura. 

-Venga, chicos, volved a las gradas, nosotros tenemos que salir ya. 

Ellos volvieron a taparse completamente y, cuando vimos moverse la pared de tela por la que habían entrado, salimos en dirección contraria, rompiendo el contacto que había estabelcido Draco unos segundos antes.

Amor veneno - DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora