XLI

657 36 4
                                    

No podía creérmelo.

Un bonito y sedoso tul de un bonito color agua marina caía desde mi cintura hasta por debajo de mis rodillas, mientras que un corpiño con un bonito escote (quizá demasiado pronunciado para la escuela) del mismo color y transparente es la zona de mi vientre se cerraba en mi espalda.

-Quizá es un poco excesivo...

Me miré de nuevo en el espejo de mi habitación. Lo único que tenia claro es que llevaría los zapatos negros que me había puesto en varias ocasiones.

Me giré para volver a enfrentarme al armario. Había traído varías opciones para el Banquete de Clausura pero simplemente no había nada que me sentara bien aquella noche.

-¡¿Por qué nada me sienta bien?!- dije, desesperada porque no era capaz de encontrar nada que me quedara bien.

-Yo creo que estás preciosa.

Me giré asustada, no porque estuviera en mi habitación, sino porque no le esperaba.

-¿Qué haces aquí?

-De verdad, estás guapísima.

Se acercó a mi y cuando sus manos me rodearon la cintura, yo me agarré a su cuello.

-Gracias. ¿Qué haces aquí?

El se agacho y rozó su nariz con la mía.

-¿No puedo venir a ver a mi prometida?

-No, porque supuestamente soy sólo tu alumna.

-Bueno, supuestamente. Supuestamente tampoco debería hacer lo que estoy a punto de hacer y mírame.

El se inclinó un poco más y rozó sus labios con los míos.

-¿De verdad crees que estoy guapa?- dije cuando nos separamos

-Amor, estarías guapa hasta con una bolsa de basura, ¿sabes?

-Ese es el problema, no puedo tomarme tu palabra en serio.

-¿Por que?- Dijo frunciendo el ceño.

-Porque podría llevar absolutamente nada y tú seguirías viéndome guapa.

Él soltó una carcajada y, pegándome aún más a él me respondio:

-Cuando no llevas nada es cuando más me gustas.

Bajé mis manos por la solapa de la chaqueta del traje que llevaba puesto.

-Entonces-dije, juguetona- quiza debería ir con ese look al baile.

-Atrévete a hacerlo y tendré que follarte delante de todo el mundo para demostrar cuán mía eres- su voz ronca y la ferocidad con la que había dicho esas palabras hizo que se me secara la boca y se me acelerara la respiración.

Sin dudarlo, me lance a devorar su boca y el me respondió con la misma hambre. Me obligo a dar unos pasos había atrás, pegándome contra la pared de la habitación.

Sus manos recorriendo cada parte de mi cuerpo mientras las mias se hundían en su pelo dando pequeños tirones y arrancando gruñía de lo pronfundo de su garganta.

Hasta que llamaron a la puerta.

-¡Charlotte, soy yo! ¿Puedo pasar?

Draco y yo nos separamos y el rodó los ojos, pasándose una mano por el pelo para peinarse mientras yo, desenredándome el pelo, iba a abrir la puerta.

-Pasa, Scorp. ¿Qué pasa?

Scorpius no parecía sorprendido de que su padre estuviera allí, porque simplemente le saludo y se sentó en mi cama, mientras su padre se sentaba en la única butaca que había en la habitación, y yo iba al tocador a empezar a ondularme el pelo.

Amor veneno - DRACO MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora