Capítulo 4

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No era novedad que en Seattle lloviera todo el tiempo, de hecho, por más de que no le simpatizara tanto la lluvia, ya estaba empezando a acostumbrarse a ese clima. Había aprendido a llevar su paraguas consigo todos los días en el asiento trasero de su auto. Es más, puede asegurar que ha pasado por más tormentas en los pocos meses que ha vivido en esa ciudad que en toda su vida en la Costa Este.

La lluvia era normal. Pero ese día era diferente.

Addison se estaba preparando para ir a dormir, ya se había bañado y lavado los dientes y ahora estaba colocándose cremas hidratantes en su cuerpo. Esa esa la rutina de todas las noches, excepto que esa noche los truenos retumbaban de forma diferente en el tráiler.

Doc estaba acurrucado abajo de la cama con miedo a salir y Derek aún no llegaba del hospital. Addison estaba empezando a preocuparse mientras veía por la ventana el manto de agua que caía por todo el bosque. No quería imaginarse los peores escenarios, pero y ¿qué tal si Derek se había quedado estancado bajo la tormenta? ¿O si las ruedas de su jeep se habían enterrado en el lodo? ¿Que probabilidad había de que cayera un rayo justo por donde Derek iba pasando?

El sonido de la puerta abriéndose hizo que se diera vuelta rápidamente.

Derek estaba entrando al remolque con una gabardina marrón empapada y un paraguas muy roto que seguramente la lluvia había arruinado.

—Derek, por fin —se levantó de la cama para abrazarlo. Él dejó que ella pasara sus brazos por su cuerpo, pero no le devolvió el abrazo.

—Addison...—susurró tratando de sacársela de encima.

—Yo... lo siento, ¿estás bien? Temía que no llegaras por culpa de la tormenta. Te has demorado y...

—¿Hay algo que quieras decirme? —dijo mirándola seriamente.

—¿Algo que quiera decirte?

—Algo que me estés ocultando, entre toda la pila de tus mentiras y secretos, ¿no hay alguno que te parezca necesario decirme?

—Derek... yo...

—Estas embarazada, Addison.

—Yo...

—¿No es así?

—Yo... si... estoy embarazada.

—¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Cuando estuvieras de ocho meses? ¿Cuando la fuente se te rompiera? ¿Cuando el niño naciera? Porque hubiera sido muy interesante una revelación en la sala de partos.

—Yo iba a decírtelo, te juro que estaba buscando la forma perfecta para hacerlo pero aún no la encontraba y...yo...s-solo...—un nudo comenzó a formarse en su garganta impidiéndole seguir hablando con fluidez— hace p-poco me enteré.

—¿Hace poco que te enteraste? Addison por favor, ese vientre tiene al menos seis meses de gestación —dijo señalándolo.

Addison miró hacia su propio vientre y efectivamente había crecido. ¿Como había pasado eso tan rápido? Recién estaba colocándose una crema hidratante por esa zona y aún no había notado ningún cambio que indicara un embarazo y ahora tenía un bulto redondo imposible de ocultar.

—Derek yo solo tengo 5 semanas, las cumplí el lunes yo...me enteré a las 4 semanas, yo... yo...—comenzó a llorar con desesperación.

—No sé cómo cuentan las semanas ustedes los obstetras, pero a mi no me puedes seguir mintiendo y tratando de ocultar lo obvio. ¿Cuántos meses tienes en realidad?

Addison seguía llorando, no encontraba las palabras para intentar explicar lo que estaba sucediendo porque ni siquiera ella lo sabía. Estaba incluso aún más asustada que Doc debajo de la cama.

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