Capítulo 6

1.2K 90 8
                                    

El regreso al tráiler transcurrió en absoluto silencio por parte de los dos. Derek por su cuenta se sentía demasiado culpable como para decir algo, y Addison iba mirando la ruta por la ventanilla mientras se iba imaginando mil escenarios posibles para lo que acababa de pasar con los internos.

¿Que había sido tan grave para que Richard estuviera así de furioso e Izzie Stevens renunciara de esa manera? ¿Por qué Richard buscaba a los internos de Bailey? ¿Y por qué Derek estaba involucrado de alguna manera en eso? ¿Acaso habían matado a un paciente de Derek y por eso desaparecieron todos al mismo tiempo?

No, eso no tenía ningún sentido... ¿O si? Lamentaba no haberle insistido a Miranda para que le contara que estaba ocurriendo.

Derek estacionó el vehículo al costado del remolque como siempre hacía y ambos bajaron. No eran ni las once de la noche, habían abandonado demasiado temprano la fiesta y Addison, a decir por la cara de su marido, ya se iba imaginando que hoy tampoco iba a ser el día.

Derek entró primero, tiró su saco hacia el sofá de forma brusca y pasó directamente al baño, se escuchó cómo encendía el grifo de la ducha y entraba debajo del agua. Ella caminó hasta la zona de la cama, se deshizo de sus tacones y los guardó en una caja transparente junto a otros zapatos de fiesta. Los había empezado a colocar ahí para que Doc no los mordisqueara o los escondiera, pero él ni siquiera estaba en ese tráiler ya. Genial, siempre la historia puede ser aún más deprimente.

Fue hasta su mesita de luz y tomó el regalo envuelto entre sus manos. Mientras acariciaba el lazo azul que lo envolvía pensaba si debería o no dárselo hoy, después de todo lo que había pasado. ¿Sería muy iluso de su parte creer que quizás eso le iba a alegrar la noche a Derek? ¿Que se iba a emocionar, la iba a abrazar y le diría que era el amor de su vida mientras sostenía el body y el test de embarazo en la mano?

Ah, si, también pensó en incluir el test a la sorpresa. Aún lo conservaba y quería que él viera cada una de las cosas de su bebé que ella ya había visto. Sentía que era justo hacerlo así.

Suspiró al sentirse tan estúpida y guardó todo otra vez donde estaba. Corrió la sábana de su lado de la cama, levantó la almohada y sacó su pijama amarillo para ponérselo.

Mientras desataba el nudo de los breteles de su vestido, las lágrimas empezaron a deslizarse solas por sus mejillas. En toda la noche Derek ni siquiera se había fijado en ella ni en lo que tenía puesto y ya tenía que sacárselo. Y, no va a mentir, la única forma que quería deshacerse de ese vestido era si él se lo arrancaba de la piel, como tantas veces había hecho en el pasado después de volver de una cena de gala.

"Lo que más me gusta de tu ropa es cuando te la quito" le había dicho una vez y la hizo reír. Ya no la hacía reír, solo la hacía llorar...

Derek salió del baño con una toalla envuelta en su cintura y sintió un escalofrío por el cuerpo cuando vio a Addison llorando en la punta de la cama con los breteles de su vestido caídos. Tenía miedo de que ella ya lo supiera y solo se estuviera callando para no hacer una escena en el hospital, ya que en ningún momento él se había preocupado de si alguien más los veía. Era demasiado humillante como para que todos sus compañeros de trabajo lo supieran.

—Addie, yo... —No sabía ni siquiera como empezar la oración. Se sentía un imbécil asqueroso. Se había bañado para quitarse la sensación de suciedad encima, pero el agua solo quita la mugre del cuerpo, no del alma.

—Oh, yo... no te escuché cerrar el grifo —dijo secándose rápidamente las lágrimas con la mano.

—Perdón —susurró—, de verdad te pido perdón... yo...—dijo acercándose despacio hasta sentarse a su lado. Addison lo miró a los ojos confundida, no entendía por qué se estaba disculpando.

Baby StepsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora