Capítulo 21

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La noche en el bosque estaba en su punto máximo. El cielo estrellado aparecía majestuoso, como si fuera un manto oscuro perfumado de luciérnagas. La brisa fresca se colaba por la ventana abierta de la habitación, trayendo con ella el sonido de los grillos y las ramas de los árboles que se movían al compás del viento.

El cuarto del remolque era pequeño, pero no precisaba de algo más, pues la luz de la luna se aventuraba a iluminar los matices de aquel ambiente mágico, logrando llenar hasta el más mínimo rincón.

Addison caminaba lentamente hacia Derek, su vestido negro se deslizaba con ella con cada paso que daba. Él la esperaba sentado en el borde de la cama, con la mirada clavada en ella, admirando la belleza que desprendía en cada movimiento que hacía.

Cuando llegó a su lado, ella se detuvo y lo miró directamente a los ojos. Sus pupilas estaban completamente dilatadas, hipnotizadas con la imagen que tenía enfrente. Derek extendió sus brazos hacia ella y la atrajo hacia él, haciéndola sentarse a horcajadas sobre sus piernas. Ninguno de los dos decía una sola palabra, no eran necesarias en ese momento.

Ella rodeó sus brazos alrededor de su nuca y tomó sus labios con dulzura. Fue un beso suave y delicado al principio, que iba aumentando su intensidad de a poco. Era como si ambos estuvieran anhelando este momento durante toda su vida.

Derek bajaba lentamente la cremallera de su vestido sin soltar su boca, metiendo sus manos dentro, haciéndola estremecerse de placer cada vez que sus dedos la acariciaban. Se dedicaba a recorrer su espalda con movimientos lentos y rítmicos, disfrutando de la sensación de tenerla tan cerca.

Addison suspiraba de vez en cuando, dejando escapar pequeños gemidos de satisfacción, sentía ese fuego ardiente en su interior que amenazaba con consumirla. Sabía que esa noche iba a ser especial, y que las caricias de él eran solo el comienzo de una velada llena de amor y pasión.

Derek bajó los breteles del vestido y se quedó unos segundos admirando sus pechos cubiertos por un brasier de encaje negro. A simple vista ya había notado que habían aumentado de tamaño, pero ahora teniéndolos descubiertos enfrente suyo era diferente, eran incluso mejor de lo que había imaginado. Porque si, los senos de Addison fueron varias veces los protagonistas de sus pensamientos antes de dormir.

Ella comenzó a desabotonar su camisa y luego la deslizó por sus brazos, haciéndola caer al suelo. Aunque era verano, siempre hacía frío en las noches en el bosque, por lo que ella estaba ansiando sentir su calor corporal fusionarse junto al suyo.

Derek terminó de quitarle el sostén negro y se inclinó, comenzando a besar suavemente el cuello y pecho de Addison, haciendo que se estremeciera aún más. Fue dejando con sus labios un recorrido de besos por cada espacio de piel visible que tenía. Ella era suave, delicada y tenía un olor al que solía ser adicto. Vainilla y jazmín dulce. Olerla de nuevo le traía los mejores recuerdos de su juventud.

Addison se levantó brevemente de sus piernas para terminar de sacarse el vestido. Volvió hacia él, llevó sus manos hasta la hebilla de su cinturón, desabrochándolo rápidamente y abriendo su pantalón. Él la ayudó a quitárselo. Se desvistieron el uno al otro con impaciencia, dejando escapar pequeñas risitas nerviosas y suspiros mientras descubrían gradualmente toda la piel del otro.

Derek no podía dejar de mirar su vientre abultado, era perfectamente redondo, adorable e incluso sexy, como solo Addison podría ser.

—No puedo creer como ha crecido... —dijo con la voz agitada.

—Oh, Derek... no es momento para que me recuerdes que somos padres.

Dijo esa última frase antes de volver a capturar sus labios y hacerlo olvidar de cualquier otra cosa. Ella deslizó sus piernas nuevamente por alrededor de él, acomodándose entre el espacio que quedaba entre sus piernas y su tronco. Derek presionó con sus rodillas su cuerpo, atrayéndola hacia él. Soltó un pequeño suspiro de placer al sentir como él empujaba suavemente dentro de ella.

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