Baby Steps

Capítulo 7

Addison recordaba perfectamente el sentimiento que tuvo la noche en que Derek se marchó de su casa en Manhattan.

Se sentía rota.

Sentía que cada célula de su cuerpo gritaba de dolor.

Sentía que nunca más iba a volver a ser feliz en su vida...en realidad, sentía que toda su vida había terminado ahí. ¿Que más podía haber después de haber visto como tu mayor amor, el hombre con el que planeabas envejecer, se alejaba para siempre por tu culpa?

Derek acababa de irse por la puerta principal. La puerta de la casa que tanto tiempo soñaron con tener. La puerta de su hogar. De su lugar seguro en el mundo. Aquel en el que tantos momentos y emociones habían vivido. Aquel que los recibió el primer día como marido y mujer. Aquel donde festejaron once cumpleaños, once pascuas y algunas de las once navidades que vivieron juntos. Aquel lugar al que llenaron de sueños, esperanzas, trabajo y sobre todo amor. Aquella puerta por donde planeaban algún día entrar con un bebé en brazos...

No estaba planeado que ese hogar se llenara de tristeza, dolor y desolación. No estaba planeado que ninguno de los dos se fuera dejando al otro solo ahí.

"Te miro y siento náuseas" escuchaba la voz de Derek en su cabeza.

"Podemos sobrevivir a esto, nosotros somos... somos Addison y Derek" le decía ella. 

"Ya no somos más Derek y Addison"

Recordaba todo. Su mirada de decepción, su voz temblorosa, su ropa arrojada sobre las escaleras, empapada por la lluvia, la alianza de casamiento de Derek tirada junto a la alfombra de entrada. Los truenos y relámpagos que acompañaban la escena. El frío que hacía esa noche...

Realmente pensó que ese había sido el peor día de su vida, pero el que estaba viviendo en este momento podía llegar a competir por ese título.

No demoró mucho tiempo en saber de quién eran esas bragas que sostenía en la mano. Solo tuvo que unir todos los puntos de la noche anterior: Derek alejándose, Meredith desapareciendo, Finn dando vueltas solo por el hall, Derek regresando agitado, Meredith esquivando su mirada, Derek nervioso, Derek insistiendo en irse rápido del lugar.

Lo había tenido enfrente de sus narices todo este tiempo y no había sospechado.

¿Como iba sospechar si la noche anterior Derek le había mentido mirándola a los ojos y diciéndole que era la más hermosa de ese lugar?

Se había tratado de convencer que era una locura en su cabeza que ellos dos pudieran estar acostándose juntos. Les había preguntado y ambos se lo habían negado. Se sentía una estúpida perseguida e insegura. Y al final, no se equivocaba...

Aún sentía náuseas al mirar ese pedazo de tela negra. Le daba mucho asco. Y no por el objeto en sí, sino por todo lo que simbolizaba. Engaño, traición, mentiras. Sobre todo esa última. ¿Cómo pudo Derek mentirle tan tranquilamente ayer después de tener esto en su bolsillo? ¿Como hizo para dormir en paz sabiendo que tenía la evidencia de la traición en la misma habitación que su esposa? ¿O las había dejado ahí apropósito para que ella las viera?

Sentía una mezcla de furia y tristeza. Las lágrimas amenazaban con salir disparadas de sus ojos, pero hacia el esfuerzo para no llorar. ¿Por qué llorar? No lo merecía después de todo. No después de todo lo que le hizo pasar.

Se levantó de la cama, se sacó el saco de Derek y metió las bragas a la lavadora. Mientras esperaba a que se terminara el ciclo de lavado, empezó a juntar todas sus pertenencias en cajas y maletas. No iba a soportar estar ni un segundo más respirando en ese lugar.