S E C R E T O S |Fanfic Pecados Placenteros|

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Las cosas se habían calmado un poco, si no contamos que casi la madre de Killiam me golpea, claro.

Killiam les dijo que todos fueron inventos míos para llamé la atención, su madre le creyó obviamente y vino a la academia para reclamarme. La enfrenté y eso a ella no le gustó.

Puede que sin querer la haya empujado cuando se me abalanzó y se haya caído al suelo golpeándose fuerte, pero fue por defensa propia.

No se hizo un juicio, pero arrestaron a Killiam, papá me dijo que no saldrá por un buen tiempo. Y su madre también pasará unos días encerrada por haberme atacado.

No me sentía mal por ninguno, ellos se lo buscaron.

Tuve que volver a mi psicóloga. Me atendió hace unos cuantos años cuando mamá y papá se dieron cuenta que cuando algo me afecta me lastimaba la palma de mis manos con las uñas. Me llevaron a la doctora para que me ayudara a controlarme, lo había logrado.

Pero con lo que sucedió... papá dijo que era mejor que por lo menos fuera a una sección con ella para asegurarse de que no lo volvería a hacer.

Le hice caso para tranquilizarlo, está más sobreprotector conmigo que antes.

Ya he hablado con ella, he estado bien durante cinco años, no volveré a hacerlo.

En fin... Entré a la oficina de papá, la de la central, tenía que pedirle permiso para hacer un viaje.

—Hola, papi. —le sonreí sentándome en una silla frente a su escritorio.

Me miró frunciendo el ceño.

—¿Qué vas a pedir?

Lo bueno es que me conoce muy bien.

—Emm... —jugué con mis dedos— El tío Recce viene mañana.

—Lo sé.

—Y quería pedirte permiso para viajar hacia allá, hoy... —sonreí inocentemente— Vendría con él de regreso.

Me miró como si estuviera loca.

Lo estoy... poquito...

—¿Para qué?

—Es que mañana es doce... —le dije para que entendiera.

Mañana sería el cumpleaños número 33 de mi madre biológica, y quiero ir a dejarle flores. Está enterrada en la isla que por unos cuantos meses fue su hogar.

Papá me llevó hace años, cuando me enteré de toda la verdad, desde entonces voy a dejarle flores en su cumpleaños, o cuando visito al tío Reece y a mi tía Sandra.

—¿Vas a ir sola? —levantó una ceja.

—Mamá dijo que me acompañaría. ¿O prefieres ir tú?

Negó.

—Tengo cosas que hacer. —me acerqué a él y le di un beso en su mejilla— ¿Se van ahora?

—En un rato, tengo que hacer mi mochila. —lo abracé.

Me quedé con él una hora, hasta que mamá pasó por mí para ir a casa a buscar nuestras cosas. Se despidió de papá con un beso que hizo que volteara a ver a otro lado. No quiero traumarme, gracias.

Me despedí de mi padre y mamá y yo nos fuimos de la central. Llegamos a casa, hice rápido mi mochila con poca ropa al igual que mamá y no llevaron hasta la pista privada que estaba a unos cinco minutos en auto, prácticamente solo era rodear la casa. Subimos al jet y esperamos.

—¿Llamaste a tu tío, mi amor? —preguntó mamá.

—Lo hice, le pedí que comprara estar flores, mira. —busqué una foto en mi celular de las flores que le pedí— ¿No son bonitas?