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—¡Buenos días!

Desperté por la voz de mi tía Emma entrando a mi habitación. Froté mis ojos y me fui sentando en la cama.

—Buenos días. —murmuré estirándome.

Mi tía se sentó en mi cama a mi lado.

—¿A qué hora llegaste que tienes ojeras? —rió— Mucho más tarde que la hora acordada.

—Sí... es que me entretuve. —me sonroje.

—¿Ah sí? —sonrió— ¿Hasta las dos de la mañana?

Más o menos...

¿Por qué nunca me lo dijiste?

Jade me miró con una sonrisa cruzándose de brazos.

—Si fueras menos distraída te hubieras dado cuenta desde hace un año, Jos.

—No soy distraída... —hice una mueca.

—Sí lo eres, lobita.

Sonríe.

—Me gusta cuando me dices lobita.

Dio un paso al frente pegándose un poco a mí.

—Lo sé, tus mejillas se acaban de poner rojas.

Miré a dentro del lugar, seguían bailando.

—¿Quieres entrar?

—Depende. —sonrió— ¿Vas a bailarme?

—Jade...

—Eres aburrida. —tomó mi mano— Vamos.

—Josephine. —mi tía chasqueó los dedos frente a mí.

—¿Eh?

—Que si quieres ir de compras hoy, debes bajar a desayunar antes. —se puso de pie.

—Ah, sí tía Em. —le sonreí— Bajo en un rato.

Asintió saliendo de mi habitación. Sonreí más echándome hacia atrás en mi cama suspirando.

Reí recordando lo que sucedió anoche, saliendo de la cama para dirigirme al baño. Me di una ducha y cepillé mis dientes, me coloqué ropa para estar en casa antes de bajar hasta el comedor, en donde ya todos estaban.

Pasé por detrás de papá dándole un beso en la mejilla al igual que a mamá. Me senté al lado de mi madre. Pusieron el plato de comida frente a mí, mientras desayunábamos hablábamos. Bueno, no todos. Papá ignoraba a todo el mundo y estoy segura que mamá lo había obligado a desayunar junto con su familia.

La tía Emma y yo terminamos rápido de comer, ya mis padres sabían que íbamos de compras juntas. Subí rápido a buscar mis cosas antes de salir.

Mientras me arreglaba el cabello en una cola alta, la tía Sam entró a mi habitación.

—Tía. —le sonreí por el espejo.

—Ten, ayer no me dio tiempo de entregártelo. —me pasó un libro con una pequeña sonrisa. Era de medicina— ¿Ya le dijiste a tus padres?

—No, aún no. —me volteé a ella tomando el libro— Pero lo haré, aunque quede mucho tiempo para la universidad.

La tía Sam era una de las mejores doctoras del mundo, una muy excelente. Hace unos meses le había comentado que me interesaba tomar unas clases de medicina. Me quedaré en la milicia, pero quiero tener unos conocimientos en la medicina. Así que mi tía dijo que me podía ayudar en eso.

S E C R E T O S |Fanfic Pecados Placenteros|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora