Me gusta la fotografía desde que era una niña. Al principio, tomaba fotos con mi celular. Luego, cuando cumplí los quince, mi abuela me regaló una cámara. Fue el mejor regalo que alguien me ha hecho en mi vida. Gracias a ella descubrí cuál era mi pasión.
Además de estudiar fotografía también me gusta salir a tomar fotos de distintos lugares. Cuando estoy muy saturada mentalmente, me cuelgo la cámara al cuello y me pierdo en lugares que despierten mis ganas de crear. Pocos saben lo mucho que se puede hacer con una cámara.
Eso estoy haciendo ahora, tomando fotos de edificios viejos y pájaros que vuelan en el cielo para dejar de pensar en Allan. Pero no puedo hacerlo para siempre así que al final termino volviendo al apartamento. En la sala están Allie y Zack riendo mientras desayunan. Me acerco y le robo a mi mejor amiga un trozo de tocino.
—¡Hey! Eso era mío —protesta.
Sonrío.
—Dijiste bien, era.
—Maldita —masculla.
—¿Allan no está? —pregunto casualmente.
—No. Fue a correr y no ha vuelto aún.
Asiento y le robo otro trozo de tocino.
—Amor, ¿no crees que sería increíble si Mica y Allan tuvieran algo? —Allie habla de repente. Me atraganto.
Zack frunce el ceño.
—¿Hablas de un noviazgo?
—Sí. Podríamos hacer citas dobles y…
—No quiero sonar brusco pero dudo que eso pase. Allan no... Él no sale con chicas.
—¿Le gustan los chicos? —pregunta mi amiga con un mohín.
—No. Pero su corazón y su cabeza siguen con su antigua novia. Y dudo que deje de ser así pronto.
—¿Antigua novia? —Mi voz suena extraña para mis propios oídos.
—Sí. Una chica de Nueva York con la que salió hace unos años. No sé la historia completa pero él no ha vuelto a tener nada con nadie luego de ella.
Intento ignorar la punzada en mi pecho.
—¿Siguen siendo amigos?
—No. Él no habla mucho sobre ella pero una vez dijo que tenía un nuevo novio, que era feliz con él. Estaba un poco borracho y triste. Creo que era su aniversario.
Estoy a punto de hablar cuando la puerta se abre y Allan entra. Se quita con audífonos respirando con fuerza y se aparta el cabello húmedo de la frente. Se ve tan sexy cuando hace eso. Levanta la vista y frunce el ceño al verme.
—¿Estás bien? Te ves… rara.
Aparto la mirada.
—Uhm sí, estoy bien.
—Okay. Iré a ducharme pero luego tal vez podemos intentar cocinar algo.
Mis cejas se alzan.
—¿Nosotros?
—Sí. Quiero enseñarte una receta.
Mi pecho se siente cálido gracias a sus palabras.
«No caigas, no caigas, el golpe va a ser muy doloroso».
Pese a todo sonrío.
—Está bien. Aquí te espero.
Él asiente y desaparece en el baño. Le robo otro trozo de tocino a Allie solo para camuflar lo desganada que me siento.
—Estás jodida, ¿no? —susurra ella.
—No. Aún no.
Palabra clave: aún.
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Hasta que aprendas a volar
Roman d'amour(Se recomienda leer después de Hasta que las estrellas dejen de brillar pero no es necesario para entender la historia). Cualquiera que ve a Allan White piensa que su vida es perfecta y que no hay dolor en su corazón, pero la verdad es que solo fin...