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¿Me alegra que vinieras a vivir aquí? ¿En serio, Allan?

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¿Me alegra que vinieras a vivir aquí? ¿En serio, Allan?

Xan toma un trozo de pizza y lo hace desaparecer dentro de su boca en cuestión de segundos. Jesús, ¿cómo demonios come tan rápido?

—Así que… esta chica, Mica, te gusta —comenta mientras estira la mano para tomar su lata de cerveza.

Me tenso.

—No. Solo es una amiga.

Las cejas de Xan se disparan.

—Una amiga, eh. Claro. Y yo soy estadounidense.

—Bueno, técnicamente…

—No nací en Estados Unidos así que no soy estadounidense.

Xan nació en Corea pero su madre es estadounidense. Aunque, si tengo que decirlo, él se parece más a su padre con esos ojos rasgados y sonrisa fácil. Además de Zack, Xan es lo más cercano a un amigo que tengo. No nos vemos tan seguido fuera de los entrenamientos porque él siempre está ocupado. Tiene un trabajo de medio turno en un cine. Así es como costea la universidad y sus cosas básicas, aunque sé que sus padres lo ayudarían sin dudarlo si en algún momento lo necesita.

—Bueno, volviendo a Mica… es guapa, ¿no?

Mi cabeza se mueve hacia él como un resorte. Siento mi ceño fruncirse.

—¿Qué?

—Vamos, ¿no lo has notado? Si es preciosa. —Se queda pensando unos segundos y luego sonríe como si acabara de tener la mejor idea del mundo—. ¿Crees que podrías ayudarme a arreglar una cita?

Creo que de repente tengo náuseas. Y ganas de golpearlo. En la cara. Fuerte.

—¿Una cita con Mica? ¿Para ti?

—Por supuesto. Si tú no estás interesado…

—¡Pero si apenas la viste una vez!

—¿Acaso necesito más?

—Xan…

—Oh, vamos. Es solo una cita. No es como que vayamos a casarnos.

Sobre mi cadáver.

—No.

Su sonrisa se hace más grande.

—¿Por qué?

—Porque no. No quiero hablar más de esto.

—Hmm. ¿Sabes? Creo que siento un aroma extraño. Déjame… —Hace como si estuviera oliendo el aire dando pasos hacia mí—. Oh, claro. Son tus celos que se pueden oler desde Corea.

—No estoy celoso.

—¿Ah, no? ¿Y si te dijera que quiero acostarme con Mica?

Mis puños se aprietan sin que yo pueda evitarlo. Un músculo comienza a temblar en mi mandíbula.

Hasta que aprendas a volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora