La primera semana en ese lugar por fin había llegado a su fin, aunque durante ese corto periodo de tiempo no me pude acostumbrar ni un poco. Me fue tan difícil terminar con vida esa semana.
El cuerpo entero me dolía, me era imposible reírme, cada vez que lo intentaba sentía como si me encajaran cientos de cuchillos en todo el cuerpo. No había mejorado en nada, seguía como al principio, siendo de las últimas en terminar todo lo que hacía. Intenté progresar, pero por más que me esforzaba no podía avanzar.
Nuestra rutina de entrenamiento seguía siendo la misma, sin embargo, la comandante Amelia nos había comunicado que con el tiempo se aumentarían otros entrenamientos, todo lo que estamos viendo en estos momentos solo era la punta del iceberg. No sabía cómo resistiría a todo eso ya que no era capaz de completar un entrenamiento básico bien.
El día había comenzado y con ello nuestro entrenamiento. Hacíamos lo de todos los días, hasta ese punto nada había cambiado, en el primer entrenamiento seguíamos tratando de finalizar con vida los ejercicios que la comandante Amelia nos ponía y ella seguía siendo igual de estricta. Desde el inicio hasta el final de su entrenamiento a mis compañeras y a mí nos era difícil poder hablar entre nosotras, no por que fuese muy estricta, sino porque no podíamos por el cansancio de los ejercicios.
No había mejorado mucho, pero la ventaja es que no me había vuelto a desmayar por el cansancio desde el primer día, creo que eso es un excelente avance, al menos para mí. Ese día y a pesar de lo cansada que estaba tampoco me desmaye, también me mantuve al mismo ritmo que Olivia, no es mucho que decir solo me enorgullecía porque mejore, muy poco, pero lo hice.
También mejoraron mucho Dayana, Sara y Alicia. Antes se detenían unas veinte veces en cada vuelta a descansar, ahora unas quince y eso se puede considerar un gran avance teniendo en cuenta que solo hemos estado aquí una semana.
Al terminar el entrenamiento de la comandante venía una de mis partes favoritas del día, el desayuno.
-Esta comida no es la mejor del mundo – dijo Alicia -. Sin embargo, una vez que te acostumbras, no sabe nada mal.
- ¡Lo sé! – contesto Olivia contenta -. Al principio no era la gran cosa y ahora la siento como un auténtico manjar.
Para mí también era una delicia, el primer día que probé la comida esta era insípida, le faltaba mucho sabor, pero me di cuenta de que mientras más cansado estas por entrenar, más sabrosa estaba la comida, aunque no era ni comparable con las delicias que cocinaba mi madre.
-No puedo creer que ya llevemos más de una semana en este lugar – dijo Alicia desmotivada-. Una larga, dolorosa y estresante semana.
-Y en menos de tres meses estaremos allá afuera – respondió Sara con un semblante serio y la mirada perdida -. Aún no puedo ni creerlo.
-Tienes que creerlo – dijo Dayana -. Ya estamos aquí dentro y no podemos salir.
- ¡Ya no puedo esperar! – menciono Olivia -. Me está matando la espera.
-Solo son unas trece semanas más – le dije -. Antes eran catorce, así que vamos avanzando muy bien.
-Adoloridas, sin sueños ni ilusiones, pero vamos avanzando – respondió Dayana con su usual tono sarcástico.
-Podría ser peor, ¿o no? – pregunto Alicia.
-Si – respondió Dayana -. Podríamos estar entrenando como lo hacen los más avanzados.
- ¡Ni siquiera lo menciones! – dijo Olivia asustada y extrañamente también riendo -. Con este entrenamiento siento que me muero, no quiero saber cómo se siente aquel.
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Los centurión
Action¿Qué es la paz? Son solo recuerdos vacíos, llenos de felicidad, pero también mucho dolor. ¿Qué son los amigos? Son una fortaleza, pero también un punto débil que pueden arrebatarte sin piedad. ¿Qué es la familia?Aquellos por los que estas dispuesto...