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La oscuridad de la madrugada cubría el cielo, yo me encontraba lista, llevaba puesto mi traje de combate.

El estómago me revoloteaba, jugueteo un poco con las manos para intentar calmar las náuseas que siento, pero no funciona, miraba a mi alrededor buscando algo que me calme, mis ojos se posaron en la meza, tome la cajita qué le pertenecía a Olivia y dentro coloque uno de los pétalos de la flor que George me había dado. Lo guarde en la bolsita de una de mis botas.

Solo así pude tranquilizarme, es curioso como después de su deceso ellos dos siguen siendo quienes causan paz en mi ser.

Tocaron a la puerta, ya era hora de partir, antes de salir del dormitorio vi ambas fotografías una última vez con la esperanza de que todo resultaría bien.

En el comando principal esperaba órdenes para poder marcharnos. Todos se encontraban muy nerviosos ya que era la primera vez que estaría en combate. A diferencia de la mayoría de los presentes, el comandante Lewis lucia muy animado.

Me asignaron a un nuevo grupo, este era el que antes dirigía George. A pesar de que tenía mucho tiempo de no hablar con Damián en ningún momento me dirijo la palabra. Tal vez estaba enojado porque no pude salvar a su amigo, no lo culpo por eso, yo aún seguía enojada conmigo por no poder protegerlo.

Antes de partir repasamos una última vez el plan de lo que haríamos, además de eso me dieron unas cuantas cosas que necesitaría. Primero un comunicador con el cual estaríamos en contacto, así ellos me darían instrucciones y yo las obedecería, también me dieron mis armas y por último las bombas antitanques las cuales colocaron en los arneses de mis brazos.

Al terminar nos dirigimos a los carros. Salimos de la base y llegamos a una base aérea, nos subimos a una aeronave, esta era diferente a la de la misión anterior, era claro el avance tecnológico en comparación con la otra, era mucho más rápida, silenciosa y mejor equiparada.

Durante todo el trayecto fui en completo silencio, mientras que los demás conversaban sobre la misión yo prestaba atención. A pesar de que conocía un poco a Damián aun no tenía el valor de enfrentarlo y hablarle frente.

Unos cuantos minutos pasaron y llegamos a nuestro destino, ahí nos transportamos una vez más hasta la zona de guerra. Los nervios me estaban matando y para calmarme intente pensar en mi familia, mis amigos, en George y Olivia. Tenía que darme ánimos a mí misma, porque a diferencia de batalla anterior en la cual no había matado a nadie, en esa ocasión sabía que habría un baño de sangre.

Llegamos a la zona de guerra, un comandante nos recibió y nos guio hasta una pequeña cabaña, dentro saco un dispositivo que mostraba un holograma de la zona de guerra.

La verdadera batalla se encontraba a unos kilómetros al frente, el lugar se encontraba lleno de trincheras y de soldados que resistían con valentía. Lo verdaderamente preocupante estaba esperándonos más adelante, la tropa de tanques había llegado y si yo no entraba en acción de inmediato los tanques arrasarían por completo aquel lugar.

Rápidamente me prepare, aliste mi espada, mi daga, la pistola y las armas antitanques. El plan principal era que yo me enfrentara a los tanques, mientras que mi escuadrón me protegería la espalda contra los enemigos que quisieran dañarme, sin embargo, su función principal era proteger a un reportero y camarógrafo los cuales se encargarían de filmar cada detalle de esta primera misión.

Sin más tiempo que perder salimos de la cabaña y nos dirigimos a las trincheras.

Con los primeros rayos del sol frente a mí se comenzaba a iluminar mi camino, aunque hubiera deseado que la oscuridad siguiera. La vista al frente no era agradable, muertos por todas partes, personas heridas al borde del colapso y explosiones ensordecedoras colmaban todo el sitio.

Los centuriónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora