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El comandante Lewis entro al cuarto, se paró frente a nosotras y dijo:

-Espero que sus preguntas se hayan respondido señorita Brown.

Aún tenía dudas sobre muchas cosas, pero sabía que con el tiempo esas preguntas se responderían porque no me sentía lo suficientemente fuerte para preguntar todo.

-Así fue – comandante.

- Señora Brown – siguió el comandante -. Si me disculpa tendré que llevarme a su hija por ahora, todavía tenemos muchas cosas de las cuales hablar. Su hijo Godric la está esperando.

Sujete con fuerza la mano de mi madre, no quería que se apartará de mi lado, ahora más que nunca necesitaba tenerla conmigo.

-No te preocupes – me dijo mi madre -. Solo será un momento, mientras tanto estaré con tu hermano.

Comprendí y la solté. Un soldado entre por ella y ambos salieron.

-Muy bien señorita Brown, ahora sígame – dijo el comandante Lewis, la enorme puerta gris se abrió y salimos por ahí. Creí que de nuevo sería escoltada por decenas de soldados, no fue así, sin embargo, podía sentir que me vigilaban.

Caminamos por un largo pasillo hasta un ascensor sin decir ni una palabra, nos subimos y este nos llevó hacia arriba. Algo de lo que me percate era que en el panel del ascensor había números acomodados del uno al veinte, eso indicaba la cantidad de pisos que tenía aquel lugar. ¿En dónde estábamos? Creí que quizás era un edificio. Caminamos otro poco hasta llegar a un enorme ventanal. Miré a través de este y por fin pude ver en donde estábamos.

Aun nos encontrábamos en el cuartel principal. ¿Cómo era esto posible? No recordaba que este lugar tuviera tantos pisos, significaba qué debajo de nosotros siempre hubo una enorme estructura.

-Señorita Brown, ve a todos estos soldados – dijo el comandante Lewis mientras tocaba el ventanal.

- Si – conteste.

- Todos y cada uno de ellos tienen cosas excepcionales, fuerza admirable, voluntad inquebrantable, pero no son nada comparados con ÉL. Incluso si todos ellos se unieran no serían un desafío para ÉL, pero usted señorita Brown, usted no sólo pelo contra él, logro hacerlo retroceder y por esa razón nosotros le pediremos una cosa – volteo a verme con una mirada muy seria -. Solo usted puede terminar con él, no se lo pido como su comandante, se lo pido como un ciudadano más de Gladius. Se que suena difícil, pero a cambio de sus servicios nosotros le proporcionaremos protección a su familia. Solo usted puede llevarnos a la victoria. Es nuestra única esperanza. Además, puede evitar que lo que le paso a sus amigos les suceda a más personas.

Tenía razón, yo era la única que podía enfrentarlo, sé que si desde un principio hubiese sabido sobre el poder que tenía George y Olivia seguirían con vida. Además, sabía que era la única manera de mantener a mi familia a salvo, por lo tanto, no tenía que seguir pensándolo, la respuesta era obvia.

-Acepto- conteste con determinación.

- Le aseguro que está es la mejor decisión que pudo haber tomado – una leve sonrisa se formó en el rostro del comandante-. Ahora sígame.

Recorrimos un pasillo muy largo hasta llegar frente a una puerta blanca, se abrió y dentro de esta había un enorme cuarto. Al fondo de la habitación había una pantalla tres veces más grande que yo, en la parte central se encontraba una meza igualmente de grande y a los costados personas que operaban computadoras. Todos detuvieron lo que estaban haciendo cuando el comandante y yo entramos a la habitación, el comandante hizo una señal con la mano para que siguieran trabajando.

Los centuriónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora