quédate (Cache g¡p)

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Pov María José

La única pregunta que estaba en mi cabeza era: ¿Que me pasa?. No dejaba de ver a Daniela, ella y nuestro hijo tenían al rededor de cuarenta minutos en mi oficina, y lo único que hacía yo era verlos, no podía apartar la vista de José Ángel y cuando lograba apartarla de Daniela. Su mirada era intercalada entre nuestro hijo y yo, pero más en él, yo, bien gracias. Me trajo desayuno, y está aquí con José Ángel, cómo si fuésemos una familia y si, lo somos. Pero nada más ayer nuestro hijo sabe quién soy en su vida, no me quejo, me encanta tener a las personas que más amo junto a mí, pero de igual forma no dejaba de sentirme rara, esto es lo que siempre quise, Dani, un hijo, trabajo, y amor.

Amor, eso no lo tenía al menos no recíproco, tenía a Daniela porque es la madre de mi hijo, pero no la tenía porque fuese mi pareja. Y era algo que sabía no podía permitirme, no volvería abrir mi corazón románticamente y menos a la persona que mas lo destruyó en el pasado.

Nuestra relación se basaría en nuestro hijo, su bienestar, educación y en darle todo el amor de una familia, no unida pero familia al fin.

El fin de semana sería para ponernos de acuerdo y tratar de forjar una amistad y estar en paz y con todo en orden por el bien de nuestro hijo. Lo único que nos une es él.

– Ya deberíamos irnos hijo. – le hablo a José Ángel que estaba en mi regazo mientras pintaba en una hoja de papel.– María José debe trabajar y nosotros ir a casa a descansar.

– Estar en casa es abulido mamá. – dijo.– aquí con mami es más divertido.– los palpitos de mi corazón eran incontables cada vez que lo escuchaba llamarme así.

– Si cariño pero no podemos quedarnos, tu mami tiene que trabajar y nosotros estamos interrumpiendo.

– Ustedes no me interrumpen, me gusta tenerlos aquí. Y con trabajar, tu madre tiene razón peque– le dije y el hizo un puchero adorable.– pero puedo ir a tu casa cuando salga de aquí.

– ¡Si! ¿Llevas helado de nuevo mami? – iba a decir que si, porque claramente no hay algo a lo que vaya a decirle que no pero Calle me interrumpió.

– No hijo, no más dulces, al menos por un par de días.

– Bueno. – acepto, alzando sus hombros y con una mueca. – pelo vas a casa. – dijo apuntando me con su dedo índice y sus ojitos entrecerrados.

– Cómo ordene capitán. – sonreí por su manera adorable de amenaza. – Ahora hazle caso a su madre y ve a casa a descansar.

– Si mami, te quiero. – me da un beso en la mejilla y se baja de mi regazo, no podía ser más adorable.

– Yo te quiero mucho más mi amor.

– Y yo a tí. – escuche, claro que lo escuché aunque lo dijera de forma tan baja. Corazón cálmate. Subí la mirada hasta ella y Dani veía a otro lugar haciéndose la desentendida.

– Bueno vamos hijo. – le dijo a José Ángel.

– Adiós Mami, te espelo en casa. – se despidió de mi, y salió de mi oficina con su madre aún adentro, nos quedamos tranquilas al saber que afuera estaría Abi.

– Adiós Poche, te espero en casa.– dijo ella, se acercó hasta mi para despedirse y me dió un beso en la esquina de mis labios. Ay papito dios, tenerla tan cerca causo un gran escalofrío en todo mi cuerpo, la idea de besarla desde ayer no se me quitaba, y tenerla ahí, así, a esa poca distancia me generaba más ganas de probar sus labios de nuevo, me separé lentamente, no podía hacer eso, sería confundirla a ella, confundir a mi corazón y como antes dije no podía permitirlo.