20

647 43 0
                                    


Pov María José

– ¿Que?

– ¿Que? – pregunto ella

– ¿Dijiste algo?

– Si, que tengas buenas noches.– respondió

– Ah – masajee atrás de mi cuello.– Si, buenas noches para ti también Dani.

– Gracias María José. – respondió y yo seguía ahí, de pie esperando que lo que sea que escucho mi mente sea real.

– Me voy. – dije balanceando me

– Sí, ve.

– Voy.– Poche muévete. – Me voy, iré al ascensor. – di un paso con dirección a él y frene, gire y aún Daniela estaba en su puerta.– al diablo. – con fuerza di los dos pasos que me separaban de ella y frene a escasos sentimientos de su rostro.– ¿Porque siento que me estás volviendo loca?

– ¿Que? – pregunto en su susurros.

– Te voy a besar Daniela Calle.

No le di tiempo a responder y estampe mis labios con los de ella, un escalofrío placentero recorrió todo mi cuerpo, con mis dos manos en su rostro y las de ella en mi cadera, me correspondió al beso en el momento en que quise profundizarlo, pase mi lengua por su labio inferior y con mi pulgar acaricie su mejilla, como antes, como siempre. El beso era lleno de recuerdos, pasional, se sentía como volver a casa después de un largo viaje en barco. Poco a poco nos fuimos separando por falta de aire, no se para que, eso no era necesario cuando tenía a Daniela frente a mi y sus labios en los míos.

– Wow – dijimos las dos al mismo tiempo con sonrisas en nuestros rostros.

– ¿Eso por qué fue? – pregunto.

– No lo sé, te dije me estás volviendo loca.

– Yo no estoy haciendo nada  – se defendió.

– Ese es el problema, no haces nada, solo eres tu con tu hermosa carita, con tu cuerpo de infarto, tu sonrisa. – Suspiré. – No se que me estas haciendo Calle. – Ella tenía una sonrisa más ancha que al principio.

– No estoy haciendo nada, ya te lo dije. – enredo sus manos en mi cuello.– quédate.

– ¿Que? – pregunté.

– Si, quédate está noche, hablemos.

– No lo creo Dani –me separé un poco.– Quiero poner en orden mis pensamientos, y además eso sería confuso para nuestro hijo si ve que pase la noche aquí. No quiero que vuelva a pasar lo de ayer. – expliqué.

– Tienes razón. – se soltó de mi.– Ten buenas noches Poche.

– Buenas noches Dani. – le di un beso en la nariz. – Descansa, luego hablaremos de todo esto.

No la deje responder y me fui al ascensor. Dios, ¿Que estoy haciendo? Lo primero que dices que no vas a hacer, y no tu vas y lo haces, bravo Poche. Escucha los aplausos del público. Y además cobrarte, salí huyendo cuando ella quería hablar, por supuesto que iba a querer hablar después de que la bese, lo bueno es que no le incómodo ni le molestó.

Tan metida en mis pensamientos, llegué a casa y volví a caer en mis pensamientos. Que bien se sintió llegar al departamento de Daniela, el olor a comida recién hecha, el calor de hogar y el grito de mi hijo al recibirme. Quisiera eso y no esto, llegar aquí, y nadie me espera, nadie se sentaría en la mesa a cenar ni preguntar por ni día, en vez de calor se siente frío, todo aquí se sentir frío y sin sentido.

Vuelvo a pensar en Daniela y el beso. Empiezo imaginarme una vida con ella y nuestro hijo todos juntos bajo el mismo techo, y lo que me he repetido todo este tiempo referente a que no volveré a estar con Daniela se viene a bajo.

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora