30

651 45 1
                                    


Pov Daniela

– ¿Cita? – pregunte. – ¿No era una sorpresa?

– Exacto, es una sorpresa, pero antes de ir a la sorpresa tendremos una cita.

– Amor, pero no puedo tardar mucho. Recuerda que nuestro hijo no puede quedarse solo y Abi llegará cansada del trabajo para cuidarlo.

– Llegarás muy temprano creeme, temprano del siguiente día. – abrí mis ojos sorprendida. – Y por nuestro hijo no te preocupes, Abi, papá, Vale y Sofía cuidarán de él. – comunico.

– Osea, ¿Tienes todo ya planeando?

– Así es, usted no tiene que preocuparse de nada –  dijo y me dió un tierno beso.

– Ah, pero miren – hablo Abi entrando al departamento. – yo trabajando todo el día para mí jefa, y resulta que la señorita está en mi casa jugando a la noviecita con mi mejor amiga.– ya estaba frente a nosotras cruzada de brazos y una ceja alzada.

– Tienes razón, soy la jefa. – respondió Poche con chulería y una sonrisa burlona.

– Idiota. Me voy a mi habitación, estoy cansada por explotación laboral. – sin dar tiempo a responder se fue a su habitación

– Siempre dice eso cuando trabaja – dije.

– Yo también me iré gordi, tengo que terminar de arreglar todo para nuestra cita. – hablo Poche, tomando su blazer.

– ¿No tenías todo ya planeado? – pregunte acompañándola hasta la puerta.

– Si, pero digamos que adelante el día, era para el sábado pero dadas las circunstancias, no creo poder esperar hasta el sábado.

– Totalmente de acuerdo. – dije– Ve, no te vayas a desvelar ¿Vale?

– Como usted mandé mi amor. – dijo dandome un casto beso.

– Ten buenas noches amor.

– Tu igual Gordi.

Espere hasta que las puertas de ascensor se cerrarán para entrar nuevamente a casa yendo directamente a mi habitación. Me coloque el pijama y fui directo a mi cama, deseando que ya fuese el siguiente día.

–¡Mamá! Mi desayuno – reaccione al escuchar la voz de mi hijo, me había quedado viendo a un punto fijo, pensando en la cita-sorpresa que me tiene Poche.

– Perdona cariño, aquí tienes.

Él, con su ceño fruncido recibo su desayuno y empezo a comer, sonreí al verlo nuevamente lleno de energía.

– ¡Buenos días familia!– Abi entro a la cocina aún en pijama.

– ¿No tienes que ir a trabajar? – pregunte.

– Buenos días dije – mi hijo y yo respondimos el saludo y ambos giramos los ojos. – Y respondiendo a tu pregunta, no, no tengo que ir a trabajar porque mi jefa me dió el día libre.

– La cosa es en serio entonces – murmuré bajito.

–¿Que has dicho?– pregunto Abi.

– Nada.

Abi se unió al desayuno y terminamos entre risas y las historias chistosas de José Ángel.

Después de haber duchado a mi hijo y ponerle ropa limpia, fue mi turno, y ya tenía más de media hora buscando algo que ponerme, Poche nunca me dijo a dónde iríamos.

– ¿Que te pasa? – me sobresalté al escuchar la voz de Abi desde la puerta de mi habitación.

– No se que ponerme, Poche no me dijo a dónde iríamos, así al menos tendría una idea de que ponerme.

– Ponte cualquier cosa Calle – le resto importancia.– de todas formas así andes en un saco, a Poche se le sale la baba por ti. – la mire con los ojos entrecerrados.

– No ayudas.

– Bueno, no importa, solo vine a decirte que ya el pollito y yo nos vamos a la casa del señor Juan Carlos, y que seguramente Poche ya debe estar por llegar.

– Mierda Abi, no me pongas más nerviosa.

– ¿Nerviosa por qué? – pregunto. – digo, ya se conocen, tiene un hijo juntas y todo eso.

– Pero también teníamos cinco años sin vernos.

– Punto para tí – giro sobre sus talones para marcharse. – ponte algo con lo que estés cómoda y sea fácil de quitar.

Sin decir nada más salió de mi habitación, al poco tiempo entro mi hijo para despedirse de mi con un abrazo.

Me quedé sola en el departamento, sin saber que ponerme, lo bueno es que ya tenía una idea, no había tenido noticias de Poche en lo que va de mañana.

Unos minutos más tarde ya tenía un vestido puesto, era color amarillo floreado, mi cabello suelto y unas Adidas color blancas, Abi dijo que con lo que me sintiera cómoda y eso hice.

El timbre sonó y empezaron a temblar mis manos, a pasos apresurados sin saber si era por los nervios o por las ganas de verla llegué a la puerta en menos de dos segundos y ella estaba ahí, de pie frente a mi con un conjunto deportivo color azul rey.

– ¿En serio? – pregunte con el ceño fruncido. – tarde casi una hora para decidirme por este vestido y tú parece que vienes de un gimnasio. – ella río y tomo mi mano.

– Buenos días amor – me dió un pico. – No vengo del gimnasio, pero opte por esto para estar cómoda.

– Iré a cambiarme. – dije intentando safarme de su agarre pero no funcionó.

– No, así estás más que bien, quien debería cambiarse sería yo, pero si lo hago perdería tiempo y muero de ganas de llevarte a un lugar.

– ¿La cita es en ese lugar? – pregunte juntando nuestras frentes.

– Algo así. – beso mis labios tiernamente. – ¿Nos vamos?

Asentí y salimos de casa tomadas de la mano, saludé al portero de guardia, llegamos hasta el coche de Poche, cuando ambas estábamos dentro del coche, María José empezó a conducir, yo coloque prendí la radio e íbamos por todo el camino cantando cada canción que sonaba.

Aproximadamente una hora después Poche empezó a disminuir la velocidad del coche, al mirar hacia afuera me fijé que estábamos en una zona recidencial, lo cual me extraño, a lo lejos podía escuchar el mar, así que no deberías estar lejos de el.

– Llegamos. – anuncio Poche y me di cuenta que se había estacionado frente una casa.

– ¿Dónde estamos?

– Estamos frente a nuestro hogar. – sentí que en mis pulmones no podía entrar aire, hasta que hablo nuevamente. – Al menos por el día de hoy.

Suspire y baje del coche siguiendo sus pasos.

– ¿Estás lista para ver lo que hay dentro? – pregunto con una sonrisa que me daban ganas de besar.

Sin esperar respuesta ella abrió la puerta dejándome ver el interior del recibidor, mis manos fueron a mi cara, no podía creer lo que estaba frente a mi.

– ¡Wow! – dije sorprendida y sin saber que más decir, Poche se quedó viéndome interrogante.

– ¿No te gusto? – pude escuchar la decepción en su voz y para compensarlo no hice más que besarla.

_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_

Volví, perdón el abandono. Estoy recuperándome de una operación
Pd: avisen si hay algún error.

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora