Pov Daniela Calle
Angustia, dolor, incertidumbre y... Culpa, mi padre, el hombre que se supone debería cuidarme como un súper héroe se convirtió en el villano, dañando la vida de mi madre, la mía y poniendo en juego la del amor de mi vida.
Mamá dormía en esa cama de hospital, su rostro morado por la cantidad de hematomas, en su cuello, las marcas de las manos de mi padre en un rojo vivo.
– Deberías ir a casa, tu hijo te espera. – Hablaron a mis espaldas, al girar, me encontré con Valentina, su rostro reflejaba todo lo que yo sentía.
– No me iré hasta saber algo de poché. – respondí, firme. – han pasado tantas horas, ¿Por qué tardan tanto?
– No lo sé, lo único que se, es que mi hermana va a salir de esto, es fuerte y tiene a un ángel cuidando de ella. – respondió con seguridad.
– Tengo tanto miedo, si la pierdo... No me lo perdonaría nunca.
– No va a pasarle nada, y no tienes culpa de lo que este pasado. – dijo ella
– No estoy tan segura. – unos suaves toques sonaron en la puerta y Juan Carlo se asomo de apoco.
– A venido una enfermera, dijo que en poco tiempo saldrá un doctor a dar información de María José. – me levanté como un resorte, salí de la habitación para volver a aquella sala de espera.
El poco tiempo se convirtió en cuarenta minutos eternos, un doctor vestido con una bata quirúrgica azul, en ella algunas pequeñas manchas de sangre, el corazón se me paralizó al saber que era sangre de poche.
– Familiares de María José Garzón.
– Nosotros – hablo Juan Carlos.– soy su padre doctor, ¿Como está mi hija? – aquel hombre soltó un suspiro y nos miro detenidamente a los tres.
– Su hija, llegó con una herida en el pecho a la altura del sexto espacio intercostal, desafortunadamente el agresor saco el cuchillo provocando así que perdiera mucha sangre y llegara aquí en estado de shock hipovolémico – La respiración se me cortó, eso sonaba grave. – Mis colegas y yo tomamos la rápida decisión de hacerle una toracotomia, lo importante es que el arma no ha llegado a tocar grandes vasos. – eso era algo alentador. El doctor hizo una pausa. – El equipo y yo hemos echo todo lo posible por el pulmón, cerramos la herida pero aún así, sigue sangrando a pesar de estar controlado se le ha puesto un drenaje.
– ¿Un drenaje? – interrumpí
– Sí, como he dicho su pulmón está afectado. – Respondió.– ahora mismo está con ventilación mecánica, solo nos queda esperar.
– ¿Cuánto tiempo? – pregunto Valentina.
– No lo sabemos exactamente, puede tomar tiempo. Llego al hospital con un taponamiento cardíaco, el cuchillo alcanzo el apex del corazón, pero afortunadamente no lo ha perforado, en tal caso de que vuelva a taponar, se volverá a repetir la pericardiocentesis. – No encontraba palabras, mi mente iba a mil por horas, pensado en todo lo que había pasado en menos de veinticuatro horas. – También deben saber que entro en paro durante la operación, pero hemos logrado traerla devuelta.
– ¿Podemos verla? – logre preguntar.
– Lo lamento, pero ahora mismo está en la unidad de cuidados intensivos. Ahí solo puede entrar una persona, para ser más específicos, un familiar cercano, como sus padres, hermanos y/o esposa. – Mi estómago cayó. – Y esa persona tampoco estará ahí todo el tiempo, una vez al día puede entrar el acompañante siguiendo todos los protocolos.
– Ella es su prometida. – Hablo Juan Carlos, sorprendiendo me. – Tengo entendido que puede entrar.
– Sí, en ese caso, en unos minutos alguien se acercara a ustedes para darles las indicaciones y los pases. – sin más, dió media vuelta, como si lo que acabará de decir no era gran cosa.
Juan Carlos dió media vuelta y volvió a sentarse, con sus codos apoyados en sus rodillas y sus manos tapando su cara, si era difícil para mí, para el era el doble.
En poco tiempo llego Laura, hecha un manojo de nervios y lágrimas, su dolor era como el de una hermana, y si, estaba segura de que era así.
– Familiares de María José Garzón. – una pequeña mujer vestida de blanco con su cabello pintado de canas, se acercó a nosotros. – Necesito que llenen estos formularios para poder entregar los pases a la UCI, y aquí están las pertenencias de la paciente – me entró una bolsa transparente con las gafas de poche, su reloj, sus anillos y demás, también había un sobre, supuse, sería del trabajo. – no sé las puedo dejar en la habitación d ela UCI porque no está permitido.
– Gracias.
Todos, a excepción de Laura, llenamos los formularios, con calma y sin prisa.
Estaba en cuidados intensivos, su pulmón en graves condiciones, respirando através de una máquina pero aún así, estaba con vida y todos teníamos la fé en que se podría bien y que esto solo sería un trago amargo en un futuro.
Volví a la habitación de mi madre, quien seguía dormida. Me sente a su lado como estaba antes, reposando mi cabeza en el borde de la cama.
Fueron segundos tal vez, pero me desperté cuando sentí una mano en mi hombro. Nuevamente era Valentina. Su rostro estaba lleno de lágrimas, con su cabeza negaba y su mirada estaba vacía.
– ¿Que pasa Vale?
– Poché no... – alcanzo a decir antes de que un sollozo desgarrador saliera de su garganta. –
– Daniela – alguien me llamo. – Despierta. – mis ojos se abrieron de golpe, mirando a mi alrededor desorientada. – era un sueño. – tenía a Valentina frente a mi, pero en condiciones diferentes a las anteriores, una sonrisa vacilante adornaba su cara.
–¿Que paso? – pregunté rápidamente.
– Venía a decirte que ya puedes ver a Poche, ya papá y yo hemos ido. – asentí.
Lavar las manos, usar guantes, cubrebocas, una bata azul, botas azules encima de mis zapatos un gorro sosteniendo mi cabello, todo eso para ver a Poche, daba miedo que para ver a alguien se necesiten tantas cosas.
– Por aquí. – me indico una enfermera. – Yo seré la encargada del control de su prometida, cualquier cosa que necesite aquí estaré. – Me dijo amablemente, déjame entrar a una habitación súper pequeña donde en una cama, está María José, más pequeña de lo normal, conectada a tantas máquinas, aquella que emitía el latido de su corazón y el ventilador, eran las que más ansiedad me generaban.
Me acerque, viendo el tubo de drenaje que había mencionado el doctor, había sangre, y eso me preocupo, tal vez la enfermera lo noto porque hablo enseguida.
– Es normal, es decir, está ahí para drenar sangre y aire. – explico. – la dejaré sola unos minutos.
Asentí, me centre en mirar detenidamente el rostro del amor de mi vida, tenía una mejilla morada, y eso por mas mínimo que fuera, termino de romperme. Lloré, llore porque ella estuviera aquí, llore por qué mi padre fue quien causo esto y llore aún más por no poder haber hecho nada al respecto.
Años atrás me aleje de poché para que mi padre no le hiciera daño, y hoy, cuando todo iba tan bien, su vida depende de una máquina.
Lloré porque no sabía cómo decirle a mi hijo, que su madre, a quien estuvo esperando tanto tiempo ahora puede dejarnos.
Como le explico a mi niña Interior, que su padre, quien debería ser su héroe acaba de convertirse en el peor villano.
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quédate (Cache g¡p)
РазноеPensar que haces lo correcto cuando no es así. Perder al amor de tu vida por no perderlo todo. Tenerlo todo, pero no tener el amor de tu vida. Es mi primera historia, por favor denle amor. Poché (g!p) Si no te agrada este tipo de contenido por...
