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Pov María José

–Mi amor...

Solté en un suspiro volviendo a besarla está vez pausadamente, sueve y acariciando su cadera, Daniela, abaja de mi cuerpo busca más contacto.

– Vamos a la habitación.– dijo ella en medio de jadeos. 

Me levanté aún con sus brazos al rededor de mi cuello.

Iba a aceptar su petición, llevarla a la habitación y de una vez por todas hacerle el amor, pero un momento de lucidez en medio de la lujuria me hizo recapacitar.

– Amor espera.– dije en medio del beso– Está nuestro hijo en casa, en cualquier momento puede despertar – termine de hablar y al parecer ella reaccionó ya que me aparto y se levantó rápidamente, la vi entrar en su habitación y cerrando la puerta de golpe.

Vale, tiene razón en enojarse, yo también lo estoy, estoy frustrada, pero yo tenía más razón aún en que no pasará, no hoy, estaba nuestro hijo aquí y además, no falta nada para la sorpresa que le tengo.

Salió nuevamente de su habitación, está vez con un chandal y una camiseta.

– Lo siempre tanto de verdad– hablo moviéndose de un lado a otro.– que vergüenza, dios, me comporte como una hormonal. Estando nuestro hijo aquí y sin saber si tú quieres al igual que yo.

– Amor

– De verdad lo siento, no era mi intención, es que desde lo que pasó en la cabaña ando con el libido muy elevado, y verte me descontrola.

– Calle

– Es que toda tu eres sexy, caminas y eres sexy, hablas y eres sexy. – sonreí, pero su agobio ya empezaba a afectarme a mi.

– Daniela. – hable está vez un poco más fuerte, logrando así que frenará su vómito de palabras.

– Lo siento. – dijo agachando su cabeza de una forma tan tierna que me hizo sonreír.

– No pasa nada mi amor.– me acerque hasta ella y la tomé de las caderas. – Yo también estoy hormonal desde que pasó eso, y también me muero de ganas por estar contigo, nada más me rozas y todo en mi se despierta. – Al parecer logre que se tranquilizara.

– ¿Entonces por qué no continuamos? – dijo en un murmuró, solte una peque risa.

– Lo principal es porque hay un niño en casa, niño que en cualquier momento despertará y segundo – bese la punta de su nariz.– te estoy preparando una sorpresa – ella se separó rápidamente de mi

–¿Una sorpresa? – asentí – ¿Cuál sorpresa? Dime.

– Gordi, si te digo se pierde la magia, solo te diré que en esa sorpresa solo seremos tu y yo, sin interrupciones.

– Me gusta, si te incluye a tí, todo me gusta– digo volviendo a abrazarme, nos separamos un poco e iniciamos un beso lento, no había nada más que un beso.

– ¿Mamá tiene algo en el ojo de nuevo? – pregunto una vocecita, Calle y yo nos separamos rápidamente para ver a nuestro hijo a la espalda de Calle.

– Hola hijo – hable acercándome a él y tomándolo en brazos.

– Hola mami – me abrazo, Calle se acercó hasta nosotros y tomo a nuestro hijo en su brazos dándole besos por toda su carita.

– ¿Dormiste bien mi amor? – Él asintió. – ¿Quieres tu desayuno? ¿Ya lavaste tus dientes? – el volvió a asentir, Calle se dirigió a la cocina aún con nuestro hijo en brazos, los seguí y tome asiento en el desayunador.

Calle dejo a José Ángel en la silla que estaba a mi lado y puso su desayuno frente a él.

– ¿Que haces aquí mami? – pregunto viéndome.

– Ah, yo vine... – vine a practicar como hacerte un hermanito hijo. obvio no iba a decirle eso. – vine para llevarte al parque

– ¿De verdad? – pregunto emocionado.

– Claro que si mi amor, cuando termines de desayunar nos iremos y pasaremos todo el día juntos.

– ¿Con mamá?

– Por supuesto que si, los tres juntos.

– ¡Siii! – alzó sus brazos en forma de victoria – Ya termine mamá, vamos a ponerme ropa – dijo con su emoción a flor de piel.

– No señorito, no has comido nada, así que termina y luego nos vamos. – hablo Calle.

Él hizo una mueca con su boca y siguió comiendo desganado, sonreí y mire a Calle que sonreía igual.

A pesar de todo este tiempo sin ella, y sin saber de mi hijo, hoy soy muy feliz, lo fuese desde antes, viendo a nuestro hijo crecer pero las cosas pasaron así, y los hubiera no existen y tenerlos a los dos ahora, me hace feliz.

José Ángel termino de desayunar y junto a Calle se fueron a su habitación para alistarse para salir.

Al poco tiempo el apreció con ropita deportiva muy guapo, Calle nos dejó dicho que ella iría a alistarse, mi hijo y yo nos quedamos en la sala esperando por su madre, al cabo de unos veinte minutos Calle salió de su habitación.

Nos pusimos de pie y salimos del departamento de Calle, José Ángel iba de mi mano, bajamos por el ascensor y estando a planta baja salimos del edificio.

– Vamos al parque que está a dos cuadras – dijo Calle en dirección al parque.

– Oh, no no, iremos al parque – dije – al parque de diversiones, vamos por mi coche. – aclaré yendo hasta el parking del edificio

Ya todos en nuestros lugares puse en marcha el coche, mi intención era ciertamente ir al parque de diversiones.

– Poche, ¿No es muy temprano para el parque de diversiones? – Lo medite, tenía razón, iban a dar las doce del día.

– Tienes razón, ¿Que sugieres?

– No lo sé, tu fuiste la de la idea.

– No pues que ayuda Gordi, gracias.– dije de forma sarcástica. – Mi amor, aún es temprano para ir al parque ¿Que quieres hacer mientras hacemos hora para ir hasta el parque?

– No  sé mamá, yo solo quiero estar con ustedes. – Respondió el y sonrió.

– Bueno podemos ir al parque que está cerca, jugar un poco y luego nos vamos al parque de diversiones ¿Te parece?

– Si mami.

Eso hicimos, nos dirigimos al parque, bajamos del coche y nos sentamos en el césped.

– Iré por helados.

Les comunique y me puse de pie, fui hasta donde está el señor de los helados y pedí tres, dos de pistacho y uno de chocolate para Calle.

Llegué hasta ellos de nuevo y les entregué los helados.

– gracias mamá. – dijo mi hijo dándome un beso en la mejilla.

– Gracias Gordi. – repitió la acción de nuestro hijo, pero su beso cayó en la comisura de mis labios.

Nos sentamos a comer nuestros helados, nuestro hijo en medio de nosotras viendo unos perritos que estaban en el parque con sus dueños.

– Quiero un perrito mamá. – dijo está vez con dirección a Calle.

– Después hablamos de eso. – Le respondió ella.

– Dichosos los ojos que la ven señorita Calle. – hablo una voz desconocida, hasta que alce la vista y pude ver de quién se trataba, Edward Carbajal.

Mi competencia en el trabajo.

Por ahora.

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Voten por fis, les Tq

Avísenme si hay algún error ortográfico.

Gus nais.  (Buenas noches, para los que no saben ingles.)

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora