26

591 51 0
                                    

Pov Daniela

El día paso entre juegos de mesa, discusión entre Sofía y José Ángel quienes terminaron castigados, Sofía por parte de su tía y José Ángel por la mía.

– Y sí cuando se levanten de la silla del castigo siguen así, nos iremos a casa y nunca más volveré a traerlos aquí.– dijo Poche, se notaba su enojo.

Termino de hablar con ellos quienes estaban cada uno sentado en una silla viendo la pared, ambos tenían su cabecita gacha, me daban ganas de quitarles el castigo pero no debía hacerlo.

Camine hasta el salón donde estaba Poche y la vi sentada en el sofá, tome asiento a su lado.

– ¿No crees que es un poco exagerado? – hable.– Digo, solo discutían por una pieza.

– Una pieza que cada uno tenía, son rompecabezas idénticos, y no tenían porque discutir cuando hay dos piezas.

– Gordi, pero son niños, tienes que tener paciencia.– bufó.– ¿Estás enojada por algo más?

– No.

– ¿Segura?.– insistí.– Si te pasa algo más puedes decirme.

– No me pasa nada Daniela. – dijo, y claramente le pasaba algo.

– Perfecto, si no quieres decirme está bien pero ni conmigo ni con los niños te desquites.– dije levantándome del sofá. – Niños se acabó el castigo.

– disculpa mamá. 

– disculpa Daniela.

Hablaron los dos al tiempo, levantándose de la silla.

– Tengo miedo de que Sofía se lleve a mamá Poche y no la volvamos a ver de nuevo. – dijo mi hijo, gire mi rostro hasta donde Poche y ella se levantó de dónde estaba.

– Y yo no quiero que él me quite a mi tía, desde que está con José Ángel no me lleva a comer helado ni al Cole. – expresaron ambos sus sentimientos y entendía el porque discutían tanto.

– Poche no se volverá a ir de tu lado mi amor, se quedará contigo siempre. – le dije a mi hijo abrazándolo. – Y José Ángel no va a quitarte a tu tía, quizá a tenido mucho trabajo y por eso no te lleva a comer helado.– hable está vez con dirección a Sofía extendiendo un brazo para abrazarla igual.

– Exacto, yo no voy a separarme de ustedes.– hablo poche.– Sofi lo siento por no llevarte al Cole– dijo y Sofía fue hasta donde su tía. – Hijo, no me volveré a ir, te lo prometo, me quedaré contigo, con ustedes. – aclaro mirándome, mi corazón se aceleró.

– ¿Terminan de arma el rompecabezas?– pregunté.

– Si pero que mami nos ayude, a los dos.– dijo mi hijo y sonríe al ver cómo extendía su manito con dirección a Sofía.

Los tres se fueron hasta donde estaban jugando antes del castigo y ahora sí podían jugar en calma, Poche los ayudo a ambos y terminaron de armarlo.

A media tarde los mandé a ducharse para luego tomar la merienda y ver caricaturas.

Por el cuidado de mi hijo no salimos de la cabaña como había dicho Poche, no era necesario. Ambos se quedaron dormidos mientras veian caricaturas, extrañamente abrazados Poche les saco una foto diciendo que era un momento memorable.

Los dejamos tomar la siesta en el sofá ya que era lo suficientemente grande para que ambos estén cómodos.

– Calle.– Poche llamo mi atención, estaba recargado viendo hacia el jardín trasero cuando ella se puse a mi lado.– Perdón por lo de hace rato, si estaba enojada por algo más. Aunque, no se si era enojo o otra cosa.

– Lo entiendo, pero si queremos que esto que intentamos funcione, debe haber comunicación. Pero si tú no quieres hablarlo conmigo lo entiendo.

– No se trata de que no quiera calle.– solto un suspiro. – Me has dicho que no has estado con nadie en todo este tiempo, el cual te has dedicado casa minuto a nuestro hijo, y de alguna forma u otra me han esperado los dos, y yo no, yo estuve con alguien, quizá con varios alguien esté tiempo, pensándote solo con dolor mientras tu estabas ahí, esperado por mi y cuidando a nuestro hijo.

Vale, quizá el que me dijera que estuvo con muchos alguien no era relevante.

– No sabías que te estábamos esperando, no sabía de José Ángel así que no debes culparte.– dije.

– No se que pensar, yo... Yo quise olvidarte mientras tú tenias a un niño que te recordaba a mi.

– Y era lo mejor, saber que si no te tenía a ti, lo tenía a él que es una parte de tí.

Cruzamos miradas por unos segundos hasta que ella la aparto de nuevo.

– Quiero hacer las cosas bien, quiero que esté funcione, no te imaginas las veces que me e sentido sola, y ahora que los tengo, los quiero conmigo siempre.

– Nosotros también Poche, pero vamos de apoco como has dicho antes. A parte de cuidar nuestros sentimientos, tenemos que cuidar el corazón de nuestro hijo que es el más importante.

– Y lo sé, lo menos que quiero es que el salga lastimado, quiero hacerlo muy feliz, todo lo que no e podido estos años.

– Lo haces feliz ya mi amor. – dije abrazándola por los hombros, ella tomo cintura.

– Quiero hacerte feliz a tí. – dijo, y mi corazón se acelero.

– Eso también lo haces, soy feliz desde que llegaste. – su respuesta fue besarme con tanta delicadeza como si fuese una rosa.

– ¿Mamá?– me separé rápidamente al escuchar la voz de José Ángel, me gire y el estaba con sus ojitos cerrados aún.

– Aquí estoy mi amor. ¿Paso algo?

– ¿Porque mamá Poche estaba tan cerca? – Pregunto, joder.

– Es que tú mamá tiene algo en el ojo cariño, y la estaba ayudando. – explico Poche y al parecer fue suficiente porque José Ángel asintió

– Quiero pizza.

– Pizza será, la hacemos en vez de pedirla.

– ¿Desde cuándo sabes cocinar?– pregunte.

– Hay muchas cosas que no sabes.– respondió guiñando su ojo, estúpida y sensual Poche.

Fuimos con dirección a la cocina y nos topamos con una Sofia caminando de forma perezoso hasta nosotros. Entramos los cuatro a la cocina buscado los ingredientes, Sofía y José Ángel al parecer ya se llevaban mejor, aunque aún peleaban por estar al lado de Poche.

_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠__⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_⁠_

¿Maratón? ¿Ofertas? ¿Hotel? Trivago

quédate (Cache g¡p) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora